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Martes 26 de junio 2012

Los últimos pasos de Jorge Basadre

Por: Grover Pango Vildoso.
Los últimos pasos de Jorge Basadre
Foto: Medios

Bajo el título “Basadre en Lima: huérfano, pobre y provinciano” escribí en febrero de este año una nota sobre el niño tacneño que llegó a Lima en 1912. Ahora, próximos los 32 años de la partida del Historiador (29 junio 1980) siento el deber de rememorar lo que sabemos del final de su luminosa existencia.

El año 1979, centenario de la Guerra del Pacífico, fue pródigo en acontecimientos y emociones. Aquel año se inició (26 enero) con la imposición de la Gran Cruz de la Orden “El Sol del Perú” por parte del Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada.  Fue  un gesto tardío pero digno. En aquella ceremonia Basadre recibió con humildad el honor y sabiendo que la radio transmitía sus palabras, habló con sus paisanos. Habló con los agricultores, con la Sociedad de Artesanos, con los jóvenes, con los intelectuales, con las autoridades.

Aquel mismo año la Fundación Edubanco, del Banco Continental, publicó una reproducción facsimilar de la revista “JUSTICIA!” que se editó en Tacna por la campaña plebiscitaria (1925-1926). En noviembre Basadre volvió a Tacna por última vez. Lo hizo para el discurso magistral de la CADE ’79 que aquel año se realizaba en homenaje a la peruanidad de la “heroica ciudad”.

En la correspondencia con Basadre se va mostrando su lucha por vencer las dificultades de su salud. Especialmente por el afán de asistir a la inauguración de la mencionada Conferencia Anual de Ejecutivos. En una carta (6 junio 1979) señalaba: “No podré ir a Tacna en agosto como hubiésemos querido tanto Chabuca [su esposa] y yo. El médico me dice que quizá esté ya en condiciones hacia fines de octubre o comienzos de noviembre, tomando precauciones le digo, sin alardes, que este regreso a la tierra es lo que más me atrae.”  En otro momento (4 octubre 1979) decía: “Recuerdo que nuestra última conversación por teléfono fue cuando yo estaba en vísperas de partir a Estados Unidos. En Lima no hubo quien pudiese curarme. [...] La convalecencia ha sido buena, acompañada, naturalmente, por privaciones. Creo, a pesar de todo, que Chabuca y yo podremos viajar a Tacna a mediados de noviembre. Me ha invitado el I.P.A.E. a su reunión que este año, por vez primera, tendrá como escenario a nuestra ciudad.” 

Entrado 1980  la salud de don Jorge estaba quebrada. Lo sabemos por otra carta (4 febrero 1980) en que agradece unas frutas que le hicimos llegar en aquel verano: “… llegaron el sábado, el mismo día que regresé a la Clínica San Borja donde estuve desde el martes 29. Creo haberle contado que, periódicamente debo internarme para recibir un tratamiento, una inyección que acaba de aparecer en Estados Unidos […]”

Tal vez se trate de la última misiva remitida a Tacna (11 mayo 1980). En ella dice: “Mi salud no anda bien. El tratamiento que me dan en San Borja produce efectos molestosos. Y después de diversas angustias, ya me han notificado que debo internarme en la clínica el 20. Será por poco tiempo aunque para regresar después.”

El 12 junio una delegación de la Universidad San Agustín de Arequipa visitó su casa para entregarle el título de Doctor Honoris Causa conferido por esa casa de estudios. En aquella ocasión el ilustre tacneño agradeció la visita que le provocaba “una fresca y primaveral emoción juvenil que enriquece mi solitario atardecer.”  Pocos días después se marchó para siempre.

 Ahora don Jorge Basadre Grohmann yace en el seno de su amada Tacna. Allí reposa, arrullado por la sosegada brisa de las vilcas, el rojo escarlata de los granados y un trino infinito de gorriones.

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