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Jueves 28 de junio 2012

Narcotráfico: violencia y corrupción

Por: Carlos Tapia.
Narcotráfico: violencia y corrupción
Foto: tvperu.gob.pe

1.- Existe consenso acerca del rol desempeñado por los rezagos senderistas en torno al narcotráfico en el Huallaga y el VRAE. En el Huallaga, a caballo entre pintar paredes con la hoz y el martillo, incursionaban en pequeños caseríos obligando a los pobladores que les escuchen sus peroratas que éstos no entendían y que ellos ya no creían.

Sin embargo, en la práctica asumían el rol de MYPES que han logrado tercerizar la violencia que el negocio de la cocaína exige. Así, cumplían con el resguardo armado del transporte de la merca, amenazaban o daban muerte a los soplones (ahora, ya de las redes del negocio), hostigaban a los trabajadores del CORAH y a los Policías que los protegían, etc. La captura de Artemio es un golpe devastador para los remanentes senderistas del Huallaga, pero mientras exista el narcotráfico en la zona la violencia siempre lo acompañará.

En el VRAE, por nuestros errores, logran emboscar patrullas militares y aprovisionarse de armamento; en otros casos, hostigan a las bases contrasubversivas para amedrentar a sus efectivos y que no salgan a patrullar. Saben que se les quiere infiltrar con agentes de inteligencia y por eso los cabecillas empiezan a adoctrinar desde niños a sus futuros familiares-seguidores. En realidad, son bandas armadas disfrazadas de guerrilleros y con un discurso atrofiado que más bien se asemeja a una coartada. Su destino ya está marcado si, como parece ser, se quieren hacer las cosas en serio, es decir, seguir la estrategia policial del Huallaga. Pero la violencia ligada al negocio de la cocaína continuará, quizás, con otros actores no tan visibles y menos figuretis.

En México, ya van 50 mil muertos en la “guerra contra las Drogas” de los tres últimos años, no hay ningún senderista y no se siembra una sola hectárea de hoja de coca. No nos hagamos falsas ilusiones.

2.- De otro lado, la corrupción llegó a tal nivel, que dentro del fuselaje del propio avión presidencial se exportaba cocaína; era la época de Fujimori-Montesinos. Y durante la lucha contra el terrorismo senderista, en el Huallaga -a inicios de los años 90- las bases militares literalmente limitaban con las pistas clandestinas para los vuelos de las avionetas cargadas de pasta básica de cocaína. Las declaraciones del “Vaticano” dadas ante la sala que lo sentenció, son una muestra vergonzosa de lo que hemos pasado. Otro ejemplo dramático de esta historia inacabable, eran los vuelos diarios de la avioneta del más poderoso Banco del país para comprar los dólares baratos en Uchiza, después de limpiarles el polvo blanco que los cubría.

En los últimos tiempos, se demoró más de cinco años en aprobar la norma que impedía que los camiones tanque llenos de gasolina (5 mil galones diarios) ingresaran a las zonas cocaleras. Y tres años en los trámites para comprar escáner útiles para detectar el transporte oculto de insumos químicos. Signos de la corrupción al más alto nivel del Estado.

Así, sobre la base de una economía ilegal y perseguida por la justicia, los costos que cuesta la corrupción de funcionarios estatales, civiles y uniformados, serán considerados simplemente como parte de la inversión del negocio de la droga.

Finalmente, el problema de las Drogas ya adquirió una dimensión globalizada. Su solución definitiva deberá tomar también igual relevancia. Pero no hay que olvidar que en cualquier negocio, la demanda manda.

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