Esmeralda Niño Araque
IV Encuentro Nacional de Coleccionismo
Inmerso y querido en el universo de la museología, la museografía y la arquitectura, entre múltiples facetas, William Niño Araque “era una suerte de coleccionista ecléctico” así nos explica su hermana más pequeña Esmeralda Niño Araque, quien estará participando en el IV Encuentro Nacional de Coleccionismo, en la sede de Caracas, en el Museo de la Estampa y el Diseño Carlos Cruz Diez, el 17 del próximo mes de julio, con la colección de marcos, que Niño dejó entre su profuso legado.
Explica que en la tercera edición participó honrando la memoria de su hermano con la colección de sillas, agrega que Niño “era un corotero nato, no le gustaba decir que era anticuario porque decía que era pretencioso, sino que coleccionaba cosas viejas”. Añade que al graduarse su universo se amplió y al empezar a trabajar en los museos, a finales de los años 70, tuvo su primer contacto con los objetos valiosos, dice “creo que los marcos fueron los primeros objetos que coleccionó de manera rigurosa; invertía dinero en ellos restaurándolos porque antes se hacían con yeso, hojilla de oro y otras técnicas propias del siglo XIX. El decía preocupado y sorprendido ‘¿cómo es posible que se desechen estos marcos?’”.
La próxima etapa después de restaurar los marcos era mandar a enmarcar espejos, que eran muy solicitados por algunas amistades hasta como regalo de bodas, llegando inclusive este particular coleccionista a obsequiar varios de ellos. La hermana de Niño quien se desempeña como coordinadora editorial de las publicaciones de la Galería de Arte Nacional enfatizó que con estos espejos de alguna manera lograba reflejar el pasado, presente y el futuro. “También así no estaban vacíos porque antes enmarcaban obras de arte, cada uno tiene una historia plástica”.
“El no tenía una sola colección sino que se iba encontrando objetos en los cuales veía un potencial estético y se los llevaba a la casa”. Es así como las colecciones de Niño casi inconmensurables “aún no se han inventariado muchas de ellas en la casa” agrupan sillas de distintos formatos, épocas y materiales; lámparas, que van de los años 40 en adelante; platería; mobiliario; estampas religiosas; candelabros; fotografías sobre todo de los años 50, de la modernidad, tenía un levantamiento de El Silencio y sus alrededores, hay fotografías maravillosas desde El Calvario hasta una panorámica del El Silencio, rememorando a los pintores viajeros y del Círculo de Bellas Artes que hacían las mismas tomas pero en pintura”.
Emocionada explica que de todos los hermanos de Niño, ella es la albacea de los tesoros que él logró coleccionar en una pasión que lo llevaba “desde encontrarlos, buscarlos en basureros, obtenerlos a través de regalos, y comprarlos, entre otros. Nosotros atesoramos estas colecciones con el mismo amor y pasión con las que William adquiría y descubría cada objeto, esto sería como rendirle un tributo a su memoria”.
Esta peculiar investigadora, también narra que en su casa estas colecciones forman parte de la estética del hogar, “les damos un sentido utilitario” a su juicio esa es otra forma de honrar a su hermano. “La idea es hacer circular las colecciones y dar a conocer este tesoro a otras personas, por eso me gusta tanto este Encuentro Nacional de Coleccionismo. Quiero que el legado de mi hermano perdure y se lo pueda transmitir a mis hijos y sobrinos” (FIN /IFMN/ Teresa Quilez)