Dos goles. El primero de golpe de cabeza a los veinte minutos de juego; el segundo, extraordinario, dieciséis minutos después, producto de un tiro lanzado con el pie derecho a la esquina izquierda de la portería defendida por el alemán Neuer, han convertido a Mario Balotelli en el nuevo ídolo del fútbol italiano. “Super” Mario como ya comienzan a llamar por doquier a este italiano nacido en Palermo en agosto de 1990, hijo biológico de padres de origen ghanés, criado por Francesco y Silvia Balotelli, gracias a ese sentido innato por el gol, es hoy para muchos en el mundo el jugador al que habrá que referirse cuando se piense en el fútbol de los azurri.
Prandelli, a la vista del desarrollo de los acontecimientos, tuvo razón cuando incluyó finalmente a Balotelli entre los elegidos para vestir la camiseta de la cuatro veces campeona del mundo. Este jugador del Manchester City, el tercero de origen africano en portar los colores ítalos, quien debutó hace menos de un año en su selección nacional, ha mostrado que es uno de esos hombres dotados de las cualidades necesarias para resolver los problemas, a través de los goles que anota, que tiene resolver una escuadra con destino de gloria como es siempre la italiana cuando sale al gramado en competencias de talla continental y planetaria.
Mario Balotelli ha mostrado a quienes, dudando de sus dotes excepcionales, como consecuencia de que no había marcado un solo gol en los dos primeros partidos de esta versión de la Eurocopa que se habían equivocado. Y que el tanto que marcó ante la República de Irlanda constituía tan solo el anuncio de lo que vendría poco después ante los dirigidos por un Joachim Low que sentado presenció la forma en la que los favoritos para este match de semifinal eran dominados a más no poder por un equipo que, como siempre sucede cuando participa en este tipo de lides, crece y madura gracias a la presencia, sin duda alguna, de jugadores como él.
Era por lo tanto tan solo cuestión de tiempo. Otro no podía ser el desenlace para un jugador que ya como juvenil detentaba un promedio de más de un gol por encuentro. Para un crack que a los quince años suscitaba ya el interés de equipos grandes a nivel mundial como la Fiorentina, el Manchester United e incluso el Barcelona FC. Para un goleador de primer nivel que evoluciona en la escuadra campeona del fútbol inglés, el Manchester City. Para un hombre que, gracias a los 28 goles que ha anotado en las dos temporadas que lleva vistiendo la camiseta de los “Ciudadanos”, es una pieza clave del accionar de esta escuadra.
Queda claro, Mario Balotelli es un predestinado para brillar en los rectángulos de fútbol... Y de ahí también proyectarse hacia otros campos de la vida en sociedad. Una que necesita referentes en el deporte, no solo por las proezas estrictamente deportivas de las que puedan hacer gala, sino también por lo que representan de positivo para edificar una sociedad donde las bajas pasiones, como es el racismo y la xenofobia, no encuentren nunca el escenario donde evolucionar. Mario Balotelli, él sin duda lo sabe, se ha convertido para muchos en el delantero y goleador que toda defensa y guardameta deben temer, y en un defensor de lo positivo que vehicula con su presencia en los campos del fútbol.