Viviendo de la Inercia

Ya van tres años en los que nuestra producción minera, responsable de más del 60% de las exportaciones, viene registrando reducciones paulatinas. En términos generales la disminución de la producción ha sido del 4%; el oro solamente casi un 10%. Cobre y oro representan solos una gran parte de esas exportaciones y hasta ahora el efecto real sobre la balanza había sido nulo porque los precios seguían subiendo. Ahora ya no. Mientras que en el 2011 el precio del oro llegó a picos de casi US$1.900 por onza, el cierre del spot en Nueva York hoy fue de US$1.574 con pronóstico reservado. Claro que con el oro lo usual es que se mueva al revés de lo que sucede en la economía real; si hay crisis, sube. La plata por otro lado cerró hoy en Nueva York con US$27.54 por onza mientras que en el 2011 el precio llegó a rondar los US$50. El cobre que hoy en Londres cerró a US$7.346 por tonelada, el 2011 llegó a pasar los US$10,000. El zinc igual; de un cierre en Londres hoy de US$1.759 por tonelada, el 2011 rondaba los US$2.500.

Parecería que somos un país de brutos en el que nos damos el lujo de ahuyentar proyectos como Tía María, Tintaya/Antapaccay, Quellaveco, Conga y otros que sumados representan unos US$25.000 millones en inversión necesaria para continuar con un círculo que ya demostró ser virtuoso aunque no lo quieran aceptar algunos retrógrados comunistas vestidos de ambientalistas. Ojalá no nos sigamos embriagando con cifras que solo siguen ahí por inercia.

Publicado el 02 de julio de 2012 en el diario La Razón.