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Miércoles 04 de julio 2012

Los venezolanos y el suicidio

Por: María Denisse Fanianos de Capriles.
Los venezolanos y el suicidio
Foto: Referencial

Mi artículo sobre la felicidad de los venezolanos, de hace dos semanas, generó comentarios de diversa índole: los políticos, que achacaban su felicidad al gobierno o a la oposición; los emocionales y los analíticos, entre otros. Uno de esos comentarios analíticos señalaba que los países del "primer mundo" que ocupan los primeros puestos en la lista de los más felices, son los países con mayor índice de suicidio. En Venezuela, ocupamos un excelente puesto en la lista de países más felices de América Latina y tenemos una de las tasas de suicidio más bajas del mundo.

Esta situación tan paradójica que se vive en los países del "primer mundo" es un hecho que los especialistas han analizado.  Un estudio realizado por investigadores de la Universidad inglesa de Warwick, el Hamilton College y la Universidad de San Francisco revela que países europeos como Dinamarca, Islandia, Irlanda y Suiza, u otros situados en el continente americano, como Canadá y Estados Unidos (todos ellos considerados entre los más felices del mundo) son también los países donde más suicidios se producen.

Y escuchen ahora esto que a los venezolanos nos pudiera parecer insólito: según los autores de la investigación "el nivel de felicidad de los demás sería un factor de riesgo de suicidio porque las personas descontentas que viven en lugares donde el resto de individuos son felices, tienden a juzgar su propio bienestar en comparación con el de las personas que les rodean". ¿Cómo les parece?  A mí si me comentaron una vez que la mayor preocupación para algunos europeos era escoger un sitio de vacaciones donde no hubiera ido el vecino ¡Igual que aquí, ¿verdad?!

El profesor Andrew Oswald, de la Universidad de Warwick, y responsable de la investigación citada anteriormente, explica que el origen de esta paradoja podría ser el siguiente: "Las personas descontentas pueden sentirse particularmente hastiadas de la vida en lugares felices... Si los seres humanos estamos expuestos a los cambios de humor, las comparaciones con los demás pueden hacer más tolerable nuestra existencia en un ambiente donde otros son completamente infelices". Pero ¿cómo puede estar alguien "hastiado de la vida" en un lugar feliz?  Eso no lo entendemos para nada los venezolanos porque nosotros podemos estar hastiados de los problemas pero nunca de la felicidad nuestra o de los demás.  Lo que queremos es que todos seamos superfelices, ¡Más nada!  ¿Se dan cuenta ahora por qué los venezolanos tenemos un índice bajo de suicidio?

Y ahora vuelvo nuevamente sobre la ventaja que tenemos nosotros los venezolanos al ser familiares, amigables, etc., y vivir pensando en los demás. Uno de los correos que recibí desde Brasil, con mi artículo de la felicidad, me decía: "Por trabajo tengo 8 meses aquí y no logro adaptarme. La otra tarde a mi hijo lo invitaron a jugar con un amigo y yo les mandé una torta de regalo.  Cuando fui a buscarlo, mi hijo venía de vuelta con la torta y la familia mandaba decir que la devolvían porque no les gustaba.  En ese momento lo que quería era agarrar un cohete y regresarme a Venezuela lo más pronto posible".

Aquí en Venezuela, llega un amiguito con una torta a la casa y la alegría que nos embarga es Total!!! Y cuando llega la mamá a buscarlo la invitamos a pasar y le brindamos unas arepitas. Y la torta la disfrutamos sea de cambur, de jojoto, de auyama ¡De lo que sea!!!! Porque a nosotros todo nos parece Rico y Sabroso, y lo disfrutamos al máximo.  Lo mejor de todo es que somos felices si nuestros hermanos venezolanos son felices, porque así compartimos juntos nuestras alegrías entre tantos problemas.

Yo incluiría en los estudios de suicidio otras dos cosas de sentido común venezolano.  Aquí, por ejemplo,  es difícil suicidarse porque nunca estamos solos (a veces vivimos varias familias juntas), entonces si te sientes deprimido o enfermo tienes bastante compañía y cariño que te ayuda a mejorar.  Otra cosa, aquí no nos da pena descargarnos con quien sea y contar todos nuestros problemas, eso también es bueno porque drenamos nuestras angustias y preocupaciones para poder seguir adelante en la lucha del día a día.

Conclusión: ¡El orgullo de ser venezolano es por algo, no es un invento, ni un patriotismo ciego! Y es que somos un pueblo bueno.  Podemos estar "comiéndonos un cable" pero ayudamos al que tenemos al lado, y eso nos da ¡Felicidad! Así que sigamos rezando y luchando, por nosotros y por los demás, con mucho ánimo porque vienen tiempos buenos para todos, si Dios quiere y la Virgen.  Y como nos decía el Hermano Ginés: "Pa lante y pa rriba felices, aunque la cuesta sea empinada y a veces resbaladizaaaa!!!!! (El Universal de Venezuela)

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