El complejo narcisista de las "estrellas"

“Me silban porque soy guapo, rico,  bueno, y tengo muchas mujeres y me tienen envidia”, ha declarado públicamente  el futbolista Cristiano Ronaldo en diversas oportunidades. Si bien estas palabras no son suficientes para calificar al deportista como enfermo de narcisismo, son indicios que permiten analizar el caso desde el punto de vista psicológico.  

Se puede afirmar que el trastorno narcisista de la personalidad se agrava cuando aquellos que lo padecen tienen dificultades para aceptarlo. Una fe ciega en sí mismos y en su “grandeza” les lleva a creer, en los momentos de euforia, que pueden conseguir aquello que pretenden simplemente con darlo a conocer. “Yo mismo soy”, como dicen en el Perú.

Lo que busca es admiración, especialmente de la mujer que tiene al lado. Si la mujer no le proporciona reconocimiento, puede llegar a una crisis depresiva. Esta es la esencia del narcisismo: el sentimiento de que él mismo es más válido y superior que muchas o todas las personas. Pero esta percepción puede ocultar un complejo de inferioridad. Así, un futbolista, de tanto hablar de sus virtudes, termina por aceptar su “superioridad”, por supuesto con ayuda de los canales de TV.

Según la opinión de algunos psicólogos, el trasfondo de esta enfermedad es un profundo complejo de inferioridad, que se expresa en un gran temor a fracasar o a no ser adecuado en las tareas que tiene que acometer en la vida. La verdad es que no todos los narcisistas fracasen en la vida. Cuando no es notable la depresión, y no desconocen totalmente la realidad, pueden llegar a ser exitosos, con el apoyo de gente que lo hace todo por él.

Lo graves es cuando el paciente se acerca a la psicosis, que le impide conocer la realidad, imaginando una percepción delirante sobre sí mismo. Al distorsionar la realidad comete graves errores, en perjuicio de sí mismos y de los que lo rodean. En casos extremos se puede llegar a estados paranoicos donde el narcisista puede creerse un enviado de Dios o… “el mejor futbolista del mundo”. Aquí los medios de comunicación tienen una responsabilidad cómplice en el fenómeno narcisista. 

El tratamiento de los enfermos graves del complejo narcisista es difícil, porque el paciente está muy arraigado al personaje que ha construido. Entre otras cosas porque, si toma conciencia de ello, lo primero que puede empezar a llegar es una depresión. El problema es que estos enfermos vienen con un pasado familiar que predispone a esta clase de dolencias. Cualquiera no se convierte en narcisista.

Hagamos algunas distinciones. Juan Pérez puede pensar que es  "el rey del hip hop", pero no necesariamente ha de menospreciar a los demás. En cambio el narcisista precisa considerarse en un plano superior a los otros porque no los soporta, porque se ha desvinculado afectivamente de ellos. El narcisista, carece de interés genuino por los demás, le falta empatía. Le importa poco lo que les ocurra a las personas de su entorno aunque sean conocidas.

El narcisista está preocupado por sí mismo. Los demás sirven únicamente como una comparsa que se dedica  a exagerar su supuesta grandiosidad. Esta clase de gente existe en Lima y en Beijing. Cumplen a la perfección su función de "fans" incondicionales. Un efecto perjudicial de esta práctica es que la mayoría de personas actúan por imitación. Esto provoca que se descubran  “estrellas”, donde solo existe una antigua “enana blanca” sin combustible.

Un caso clásico de narcisista es el individuo que no se siente cómodo cuando sube a un transporte público, porque piensa que merece siempre lo mejor. Vestirá zapatos, relojes o coches de marca, de los más caros que haya, y de colores llamativos, porque siente que son los apropiados para alguien de su estatus. Cuando su narcisismo es por complejo, se aferrará más a esta ilusión. De lo contrario podría hacer una depresión profunda.

Erich Fromm, escribe en Anatomía de la destructividad humana: "El narcisismo colectivo es una de las fuentes más importantes de agresión humana y sin embargo, como todas las demás formas de agresión defensiva, es reacción a un ataque contra intereses vitales. Difiere de otras formas de agresión defensiva en que el narcisismo intenso en sí es un fenómeno semi-patológico, que produjo matanzas en masa como las ocurridas entre hindúes y musulmanes en la India.  

 A distancia se observa que los narcisistas son graciosos, pero viéndolos cara a cara son capaces de desesperar a cualquiera. Esta es la causa de los divorcios frecuentes entre “estrellas”. Son individuos resentidos que adoptan una actitud vengativa hacia los demás. Parece que su subconsciente les trajera sus fantasmas, que por un mecanismo extraño del cerebro humano, están al acecho para recordar el complejo que originó el narcisismo. Puede ser un complejo de inferioridad como el de Juan Tenorio.