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Jueves 05 de julio 2012

Otra vez el PRI en México

Por: Pablo Quintanilla.
Otra vez el PRI en México
Foto: Referencial

El PRI llegó al poder en México en 1929. Una vez que se instaló en el Palacio Nacional no quiso dejarlo y se quedó hasta el año 2000, en que Francisco Labastida perdió las elecciones federales ante Vicente Fox, líder del PAN.

Por 71 años, el PRI gobernó México con un sistema curioso y, en cierto sentido, eficiente: (i) O bien ganaba las elecciones limpiamente o hacía fraude, pero mantenía el poder. (ii) La Constitución mexicana impide la reelección presidencial, así que no había demasiado personalismo. (iii) El presidente saliente elegía a su sucesor, de esa manera se garantizaba que al entrante no se le ocurriera investigar los negocios del que salía. (iv) La corrupción estaba permitida, siempre que sus frutos se distribuyeran equitativamente entre los miembros del partido.

Evidentemente el sistema funcionó, si no no habría sido tan longevo. No siempre tuvo necesidad de reprimir violentamente a la oposición e incluso entregó el poder a Fox con razonable tranquilidad. Naturalmente, todo esto es muy sorprendente. La primera pregunta es cómo se logró semejante prodigio. Pienso que hay tres elementos que lo explican. Por una parte, y a diferencia de casi todas las demás dictaduras latinoamericanas, no fue militar ni personalista sino civil y partidista. Es decir, no era un individuo el que se instalaba en el poder, generando enorme corrupción personal así como ambición por participar de ella en quienes lo apoyaban, sino era una dictadura institucionalizada y legal, en la que un grupo grande de gente se distribuía el poder. Así, muchos mexicanos, lejos de enfrentarse al PRI, preferían apoyarlo con la esperanza de participar en algo de sus ventajas.

Otro elemento fundamental fue su comportamiento con los intelectuales. En vez de perseguirlos, los apoyó. El PRI consolidó un buen sistema universitario nacional, donde la principal universidad del país, la UNAM, tiene un presupuesto mayor que el de muchos de los estados que conforman los Estados Unidos Mexicanos. La UNAM, asimismo, alberga a cientos de miles de estudiantes, quienes no pagan nada por recibir educación de muy buen nivel. El PRI apoyó el trabajo intelectual, publicando los libros de escritores y ensayistas mexicanos sin preguntar si estos apoyaban al partido de gobierno o no. De hecho, algunos de los más valiosos escritores que ha producido ese hermoso país del tequila, como Octavio Paz o el recientemente fallecido Carlos Fuentes, fueron diplomáticos profesionales, es decir, representaron al gobierno mexicano sin demasiada culpa. En tercer lugar, a lo largo de sus 71 años, hubo más estabilidad política y económica que lo contrario.

Ahora el PRI ha ganado nuevamente las elecciones, en este caso de manera limpia, quizá por primera vez en su historia. ¿Querrá quedarse otras siete décadas? No lo creo. No le convendría, y probablemente tampoco podría hacerlo. Pero, ¿volverá al poder con hambre de oro y plata? (Con información de Diario 16).

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