¿El nuevo Humala?

Gregorio Santos se sigue pronunciando en sus entrevistas por un frente de izquierda para el 2016. Es el único que menciona el tema a estas alturas, indicio de que ve en Conga una delantera electoral que debe ser aprovechada. En efecto, si nada cambia, para la próxima campaña Santos será de lejos la figura más publicitada de la izquierda.

El anterior frente de izquierda, que llevó a Ollanta Humala a las elecciones del 2006 y el 2011, se aglutinó en torno a la persona percibida como con más posibilidades de reunir votos. Es decir, con una enorme dosis de pragmatismo en los dos lados. Al final para ganar hubo que ser aún más pragmático, y subir a una parte del centro-derecha a bordo.

Si Santos quiere ser el nuevo jefe electoral de los izquierdistas, primero tiene que establecer su fuerza como probable candidato-locomotora. Como todavía las encuestadoras consideran que es temprano para hablar de pre-candidatos 2016, las posibilidades de Santos van a seguir siendo una incógnita por buen tiempo.

Pero ya se puede decir algunas cosas. Santos no está solo en esa carrera por hacer el frente y ganar la candidatura. La izquierda ha perdido parte de su inocencia luego de la sorpresa que le dio Humala. Los vínculos con Patria Roja de Santos no le vana facilitar la tarea. Antes del 2016 va a tener que sortear el 2014, que se le presenta complicado.

La sola prominencia de Santos es un claro indicador de que la izquierda 2016 va a tener un problema electoral de radicalismo mucho mayor que el del 2011, que es el que obligó a la apertura hacia la derecha del último minuto. Santos tendría así tres años, no más, para reencauchar su imagen a un grado aceptable también para la izquierda moderada.

El giro de Humala ha dejado una trampa puesta para una candidatura de izquierda. Esta consiste en que ella va a tener que radicalizar para hacerse creer por el electorado decepcionado de Humala. La moderación va a costar votos en la izquierda, mientras que la radicalización va a costar votos en el centro. Un clásico callejón sin salida.

Luego están los competidores. Por ejemplo Marco Arana, hoy dedicado a formar discretamente un colectivo regional-radical con base en frentes de defensa, no parece dispuesto a cederle la primacía a Santos, ni a nadie. El ala izquierda de Gana Perú y la izquierda de esa izquierda tampoco van a querer acercarse a un frente liderado por Santos.

Si Santos realmente está mirando tan lejos, entonces debemos pensar que su activismo contra Conga no va a calmarse. Más bien va a ser el emblema permanente de su actuación, como él mismo lo da a entender hoy. El problema con esto es cómo va a exportar las pasiones cajamarquinas del caso Conga al resto del país (Con información del diario La República).