Es penoso constatar lo que viene sucediendo en Barranco. Desde hace 20 años, por obra de sus autoridades, Barranco viene perdiendo todo el encanto que hizo que en algún momento se le considerara como el distrito más bello del Perú.
Por estos días los principales atributos que hacían de Barranco el principal destino de artistas, escritores, poetas, pintores, los ha perdido. Y en algunos casos por obra de ellos mismos. Los que buscaban en Barranco inspiración terminaron colaborando con la destrucción.
Si ingresa usted a Barranco por el Norte (Miraflores) o por el Sur (viniendo de Chorrillos), sea por la Costa Verde o por sobre el acantilado, podrá apreciar las señales del deterioro urbano. La corrupción más vil se ha apoderado de distintas administraciones municipales, buscando el lucro fácil a cambio de entregar los principales activos paisajísticos del distrito.
Barranco ha dejado de ser un distrito en el cual la armonía de sus edificaciones era su señal distintiva. Por la zona de la Av. San Martín, en el límite con Miraflores, usted podrá apreciar como conviven edificios de 4 pisos con moles de más de 10 alguno de los cuáles tiene inclusive un horrible mirador como cúspide. Cerca, en el inicio del malecón, la irresponsabilidad o la corrupción, autorizó que sobre el edificio ya diseñado y en gran parte construido se sobrepongan otros pisos más. El montaje salta a la vista, constituyendo una señal de lo que viene aconteciendo en el balneario.
Del tráfico ni qué decir. Barranco era un distrito para caminar y era común ver a niños jugando por sus calles y a personas de la tercera edad caminando hacia los parques o templos o por el mismo malecón. Hoy en Barranco no se puede caminar. Cruzar la pista por la avenida San Martín es un grave problema y sus pequeñas calles, Lima, Vigil, Pazos, Corpancho, Luna Pizarro, se han convertido en paso obligado por los desvíos del mal diseño del Metropolitano.
Si usted observa los acantilados verá como al final de la otrora hermosa calle 28 de Julio se aglutinan unas moles de cemento mal llamadas “edificios de departamentos”. En conjunto constituyen una bomba de tiempo que ni Defensa Civil, ni el municipio ni el INC quieren ver. Pero allí están. A vista y paciencia de todos se siguen construyendo gracias a la vergonzosa intervención del Poder Judicial.
La bellísima Bajada de los Baños hoy es un monumento al mal gusto y a la prepotencia de ajenos al distrito que la han convertido en sinónimo de juerga y vulgaridad. Ya no hay tranquilidad. Las quejas de los vecinos no importan.
¿Y las playas? pues en Barranco ya no hay playas. Un sujeto con altos indicios de corrupción las licitó por muchos años privando a muchos distritos de un espacio público para la ciudad.
¿Se puede hacer algo para evitar el creciente deterioro? Pues claro que sí. En primer lugar los vecinos tienen que unirse, evitando disputas innecesarias. La corrupción municipal se aprovecha a lo largo de los años de la desunión vecinal. Los atropellos se pueden detener. Allí se tienen los ejemplos de La Punta en el Callao o Selva Alegre en Arequipa. Barranco se puede salvar, pero para ello primero se tiene que buscar la unidad.
Publicado el 10 de julio de 2012 en el Diario 16.