[Lima] Paro el 16 de agosto: ¿gremialismo o revocatoria?

Hasta antes del 2 de julio las convocatorias para los paros eran de una orientación nítidamente gremialista. El paro del año pasado, en junio, fue por el bus patrón. A algunos transportistas les parecía extremadamente exigente que a partir del 2013 se requieran vehículos con una tecnología euro 4, 50 veces menos contaminantes que la tecnología predominante actual, pero que costaban un poco más. Por eso convocaron a la protesta. El primer paro redefinió los mecanismos de consulta. Los diálogos por conos entre la Gerencia de Transporte Urbano (GTU) y los transportistas fueron sustituidos por una nueva Mesa Técnica Mixta en la que se acordó la participación de todos: choferes, propietarios, consorcios y gremios. El diálogo restituyó la paz, pues se discutieron intereses gremiales del transporte.

Las dos siguientes convocatorias a paros fueron contra los procesos de licitación de los corredores complementarios. Dado que nadie le creyó a RauRau ni a Omar Calderón que se estaba preparando una licitación para entregarle las rutas de Lima a extranjeros, ni siquiera pudieron convocar al paro. Para el cuarto paro del 2 de julio, los líderes de la resistencia contra la reforma del transporte iniciaron una masiva campaña de desinformación mintiéndole a los choferes diciendo que las infracciones se elevaron de forma significativa en la ordenanza 1599. Lo cierto es que, como se ha dicho, pero quizá sin el suficiente volumen, la gran mayoría de las sanciones han bajado. Las nueve principales sanciones (según frecuencia de ocurrencia)se han reducido y de las 20 principales, 17 bajaron y tres se han mantenido. Las que han subido son las sanciones que tienen que ver con la seguridad de los pasajeros, la piratería y el maltrato al usuario. Los medios de comunicación han presentado la ordenanza 1599 como si lo único que fuera importante fueran las sanciones. Así, sin proponérselo, quizá hayan ayudado a enconar a una minoría de transportistas contra la reforma. No obstante, más de 400 empresas salieron a trabajar y el paro se sintió, principalmente en Huachipa, Villa María del Triunfo, el Callao, Manchay y Huaycán. Lo cierto es que si el paro se medía a las 7 de la mañana, su efectividad hubiera sido de 10% en toda la ciudad y 30% en la Carretera Central. A las 8 y 45 am. ya el 95% de la flota estaba prestando servicio y al mediodía todos estaban trabajando en toda la ciudad.

El paro no fue nada efectivo, pero la intimidación generó que en varios lugares la flota saliera tarde por temor a represalias. Para el paro del 16 de agosto, los organizadores de las acciones de la protesta están afirmando que saldrán hombres y máquinas contra la ciudad para obstruir las vías. RauRau declaró en canal N que respaldará estas acciones. Es decir, están cocinando un paro llamando a la violencia. Esta actitud de quienes no quieren poner a sus trabajadores en planilla y que tampoco quieren poner a sus propietarios como accionistas, debe ser rechazada por todos. Que organicen un paro es entendible, pero que pretendan atacar el flujo de tránsito urbano con unidades y bloquear importantes vías es un acto ilegal e ilegítimo. La minoría de transportistas que ha iniciado una ofensiva contra la reforma de Lima, además, ahora llama a la revocatoria (toda la prensa los vio agitando en Puente Nuevo por la revocatoria) y felicitan a Marco Tulio Gutiérrez a través de correos electrónicos por las firmas.

Está claro que RauRau dejó de ser un líder gremial y ha sido capturado por las desacreditadas fuerzas que han presentado cientos de miles de firmas inválidas para tratar de revocar a la alcaldesa de Lima. El gremialismo de protesta se terminó. Ahora parece ser que la ciudad tendrá que enfrentar -en el paro del 16 de agosto- a los revocadores y sus millonarios recursos escondidos detrás de dirigentes de transportes que tiene por objetivo dañar la imagen de una ciudad que se va ordenando y en donde las protestas se desenvuelven de forma pacífica. Si no hay alianza entre revocadores y esa minoría de transportistas, sería importante que ambos lo aclaren de forma inmediata. Todo parece indicar que los intereses gremiales ya no le importan al señor RauRau. Por eso no quiere reincorporarse al diálogo. No tiene nada que negociar para sus bases, que quizá no existan (Con información de Diario 16).