Esposas en las campañas

Una cosa son las mujeres que participan en política para ocupar un cargo, sea que lo hagan por su propia voluntad o porque su partido las pone para cumplir cuotas de género, y otra cosa son las mujeres que deciden participar para apoyar a algún candidato, sea que lo hagan por convicciones partidistas o intereses personales o porque son parientes y amigas de los contendientes.

La primera dama, Margarita Zavala, ha dado en apoyar abiertamente la candidatura de Josefina Vázquez Mota. Para ello ha hecho desde pintar bardas hasta dar discursos y acompañamiento en actividades proselitistas.

Extrañamente, nadie ha protestado. Supongo que ello se debe a que ser cónyuge del presidente no significa que tenga impedimento alguno para participar. Esto, sin embargo, no es del todo cierto, pues aunque no hay leyes que definan y delimiten las actividades de la esposa del presidente, hay usos y costumbres. Y la señora Margarita los ha seguido y se ha tomado ese trabajo con gran seriedad, de modo que sí se le identifica con el gobierno de su marido, por lo cual no cabe duda que está llevando todo el peso y el poder de la presidencia a uno de los candidatos. Y además, ha cumplido el papel que tradicionalmente cumplen las esposas, al llenar con su presencia, sobre todo en actos de mujeres, el hueco en ese nicho.

En general, el papel de las esposas en esta campaña ha sido de bajo perfil. Aunque Angélica Rivera es muy conocida dados los protagónicos que ha tenido en las telenovelas, su participación ha consistido en acompañar a su marido en actos. Al empezar la campaña subió un video a YouTube, para seguir al candidato por caminos y mítines, con lo cual la tónica quedó establecida de que su apoyo consistiría en mirar desde lo privado y lo cotidiano.

Beatriz Gutiérrez Müller, quien trabajó como periodista antes de casarse con López Obrador, ha acompañado a su esposo en pocos actos públicos y casi no ha dado entrevistas, pero no pudo aguantarse de defenderlo cuando Javier Sicilia le reclamó en aquel encuentro del movimiento que encabeza con los candidatos. Inmediatamente lanzó una carta a través de las redes sociales, acusando al poeta de haber sido “injusto en vapulear al único mexicano que ha dado la cara por las víctimas, desprotegidos y marginados mucho antes que tú” y agregó: “Andrés Manuel es lo mejor que tiene México”. Un acto de valentía, sin duda, en un país en el que cualquier intervención de una esposa es mal vista.

Otras mujeres cercanas a los candidatos se han visto activas. Mucho ruido hizo una de las hijas de Peña Nieto cuando quiso defenderlo de los ataques de que fue objeto por sus respuestas en la Feria del Libro de Guadalajara y una de las hijas de Vázquez Mota es coordinadora de una asociación civil que ha hecho actos para apoyar las acciones proselitistas de los candidatos panistas.

Hay esposas de gobernadores que sienten que deben participar porque ya se creyeron la importancia de su papel. Por ejemplo, en Morelos, la cónyuge del gobernador actual, que es del PAN, armó un encuentro con el candidato del PRI para “encargarle” a “sus” mujeres y a sus viejitos y pedirle que apoye la iniciativa de ley de asistencia social y corresponsabilidad ciudadana.

La situación de todas estas mujeres es difícil, pues se quiere impedirles que se metan, pero ellas tienen vida propia, y “una cabeza para pensar”, como escribió una periodista francesa, algo que se supone deberíamos agradecer y apreciar y en cambio parecería que lo único que estamos buscando es cómo cortarles las alas. En este sentido, seguimos más el ejemplo de Estados Unidos que el de Francia, en donde las esposas de los políticos siguen sus carreras (como Carla Bruni o Anne Sinclair) y hasta públicamente toman posiciones políticas diferentes a las de sus maridos, como Valerie Trierweiller esposa del nuevo presidente de Francia.

Nota publicada en periodicocorreo.com.mx