Aflora pesimismo razonable

La confluencia de: cifras económicas desmejoradas; desinteligencias en decisiones políticas; anuncios inversores estatales desmesurados, para una economía mundial complicada e impericia manifiesta para el manejo del discurso en situaciones adversas; ha originado que se inicie un proceso de desconfianza mezclado con pesimismo en la actual administración gubernamental. Por el momento se está dando a ciertos niveles empresariales e intelectuales que hasta hace unos meses se sentían satisfechos con el desempeño de la pareja Heredia-Humala.

La caída sostenida de las exportaciones, la deflación de mayo y el anuncio de la desaceleración china; ha puesto una clarinada de alerta en el sector empresarial, haciendo que se deje de lado el optimismo de una economía peruana blindada a los embates externos.

En el terreno político, las marchas y contramarchas del “Conga va”, con un envalentonamiento inicial, que dejaba la sensación que iba a imponerse a sangre, fuego y represión del peor estilo, termina con un envío de dos emisarios pertenecientes a la curia progresista: Cabrejos y Garatea, que hacen que todo vuelva a fojas cero, mientras que el número de muertos se incrementa, mostrando a un gobierno dubitativo.

Para completar el cuadro, la ácida crítica que ha sumado adeptos, sobre los proyectos de gasoducto sur y refinería Talara, por sus elevados montos que comprometen al estado, combinado con un pésimo manejo de la comunicación social, son las gotas que van llenado peligrosamente el vaso del descontento. Si no hay enmienda, el rebase se empezará a dar muy pronto.