Pollo sin cabeza y cuy en tómbola

Hay frases ingeniosas que quedan para la historia, signando al personaje, si es que hay alusión personalizada, es el caso del calificativo de “pollo sin cabeza” aplicada al primer ministro con “boarding pass”,  ya instalado en la sala de embarque, para enrumbar a su vida anterior, Oscar Valdés. Muy descriptivo; camina degollado por reflejo, pero ya no tiene vida, política en este caso. Pero más allá de la anécdota, resulta muy importante para el análisis político, la crónica sobre la vida, pasión y muerte del personaje; escrita para un diario local por el periodista Ricardo Uceda. Permite entender la manera como trabaja este gobierno y más aún, como serán los años venideros, pues el tema de fondo es que el comportamiento tiene raíces genéticas.

Uceda, que es un profesional informado y acucioso en sus escritos, alude que la pareja Heredia-Humala, hace ya un buen tiempo que en el “leitmotiv”  del gobierno, el proyecto Conga;  trabaja en paralelo con los “challengers” al título de premier, los ministros René Cornejo y Manuel Pulgar Vidal; pero con una agenda diferente a la de mano dura que se exhibía desde la Presidencia del Consejo de Ministros. Sorprende también que se haya preferido a los mencionados, que tener cerca al ministro del sector energía y minas, Jorge Merino.

La lectura no es muy difícil, no hay una claridad en la pareja gobernante sobre la manera de abordar asuntos de estado que involucran varias carteras ministeriales. Se tiene que ser muy prolijo para no generar celos entre los ministros, al menos en la solución de controversias, no deben haber agendas propias y menos aún, restar autoridad al que lleva el encargo de ser el jefe de todos ellos.

Algunos dirán en descargo, que en política hay un vale todo y que la máxima del romano Julio César: “divide et vinces”, “divide y vencerás” es oportuna. No es el caso, nuestros inquilinos transitorios del predio de la Plaza Mayor, son más elementales. Más bien, lo que ocurre es que al escuchar muchas voces más informadas y con más kilometraje  que ellos, no saben la dirección por donde deben ir. Exactamente el juego del cuy que se practica en las ferias pueblerinas, donde se apuesta a la caja donde se introducirá un cuy al que se ha confundido previamente, de donde nace la famosa frase popular: “más perdido que cuy en tómbola”, que es lo que corresponde en este caso.

Pero no solo eso, se siente cómodos con personas que sienten más suyos y sin peligro que le hagan sombras, sobre todo por el estilo; la de tecnócratas que pueden conocer de su oficio, que además les avergüenza decir que son políticos y les encante que les digan técnicos, argumentativos como maestros universitarios, pero sin ser altisonantes, que parece no gustarles; algún mal recuerdo debe quedar de la época militar. El saliente tenía un tono de jefe de pelotón e inocultable aspirante a algo más en política. Así debe quedar meridianamente claro que nunca habrá en el gabinete y menos al mando, alguien con mucho oficio político. Las medianías serán lo máximo que podemos aspirar en el ejercicio del poder.

Hay más aún, al no tomar en cuenta al ministro Merino, que todos señalan como hombre de la patronal minera; es claro que asumieron la agenda de este gremio, pero sin convencimiento ni confianza en los hombres que les impusieron. Es evidente que desde que se designó en calidad de bomberos en la ciudad de Cajamarca a los miembros de la curia: Cabrejos y Garatea; habrá una toma de distancia de los inversionistas del tajo abierto y socavón. Esto no es malo por definición, pero también tendrán que estar preparados porque se habrá acabado la vista gorda que se hacía desde el sector empresarial por las clamorosas fallas en el ejercicio del poder.

Tiempos nuevos se avecinan en el candelero político, porque si bien el pollo sin cabeza, ya fue beneficiado, el cuy en tómbola queda al mando y los poderes fácticos se van a endurecer sin contemplaciones, pues los ha defraudado con su mal endémico de la duda crónica.