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Martes 17 de julio 2012

Síndrome del médico maltratado

Por: Iván Sandoval Carrión.
Síndrome del médico maltratado
Foto: Referencial

Entidad clínica y sociológica de reciente aparición en nuestro país, que afecta exclusivamente a médicos que laboran en hospitales y centros de salud públicos. No se ha determinado su prevalencia, pero todo indica que su incidencia va en aumento. Su etiología (causalidad) es oficialmente desconocida, pero los médicos afectados lo atribuyen a las diversas medidas que las autoridades de salud y de otros portafolios han tomado en el último año para mejorar –supuestamente– la atención en salud al público. No se conoce ningún tratamiento causal ni sintomático para este cuadro que tiene diversas manifestaciones; lo que se sabe es que cada vez empieza más temprano, pues ya está afectando a los estudiantes de medicina. Hasta hoy las autoridades de salud no han reconocido oficialmente la aparición de este trastorno endémico.

Los primeros síntomas son las dificultades que tienen los estudiantes de medicina para realizar sus prácticas y recibir docencia en hospitales públicos. Esto se debe a: disposiciones inéditas que limitan su acceso a esos lugares; el hecho de que los docentes deben atender ocho horas de consulta y ello limita su posibilidad para dictar clases, y la jubilación prematura o la renuncia “voluntaria” que cortan la enseñanza que respetables maestros han sostenido en hospitales públicos. En una segunda etapa, el síndrome afecta a internos rotativos y médicos residentes de algunas instituciones, donde se les está negando la alimentación completa en los días que están de guardia aduciendo que “su tipo de contrato no lo permite, o si quieren paguen por la alimentación”.

Posteriormente, los jóvenes médicos que terminan su residencia encuentran que hay una oferta muy limitada de cursos de posgrado en nuestro medio para continuar su formación con la especialización que les interesa; eso es muy extraño, pues aquí hay excelentes especialistas ecuatorianos que podrían instruirles, pero nadie sabe porqué no se organizan los posgrados correspondientes. En una etapa más avanzada del trastorno, los médicos tratantes y especialistas enfrentan la alternativa de trabajar ocho horas diarias o renunciar; eso impide que muchos puedan continuar en la docencia, o que hagan investigación y escriban artículos científicos, o que puedan mantener su consulta privada. Uno de los efectos probables de esta medida es el incremento en la incidencia del burn-out (desgaste profesional) entre los médicos que no renunciaron.

Finalmente, los médicos que tienen mayor inmunidad al síndrome del maltrato quedan expuestos a un fenómeno novísimo en nuestro medio: las ocasionales agresiones verbales e incluso físicas que algunos colegas han sufrido por parte de cierto sector del público que se cree alentado y legitimado desde altos niveles para actuar de esa manera “en defensa de sus derechos”. Se han reportado algunos casos sin que las autoridades de los hospitales hagan nada para defender a los médicos. Esto último no debería extrañarnos, pues algunas autoridades hospitalarias también hostilizan a los colegas dirigiéndoles una lluvia de memorandos “oficiales”, cuyo contenido está a tono con la ética imperante en el Ecuador: aquella donde la judicialización y la criminalización han suplantado a la ley y al derecho. Hasta el momento algunos médicos intimidados se han resignado a sufrir este síndrome por mantener su trabajo, ante la amenaza de que sus puestos serían ocupados por esquiroles cubanos. (El Universo)

TAGS: Médico, Ecuador
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