¿Qué queremos con Irán?

Pedro Delgado, presidente del BCE, defendió las negociaciones con Irán: “El país tiene derecho a mantener relaciones comerciales con cualquier país del mundo”.

Sí, pero la comunidad internacional impone sanciones a Irán para disuadirlo de desarrollar armas nucleares. A diferencia de China, India y Paquistán, se presume que Irán tiene objetivos bélicos específicos. Su gobierno teocrático, se teme, no vacilaría en lanzar una ojiva nuclear a Israel como parte de una guerra santa.

Las negociaciones con Irán han implicado movilizaciones múltiples de altos funcionarios entre Quito y Teherán. Ahmadineyad ha visitado Quito dos veces. Todo esto con un país que difícilmente va a comprar montos importantes de mercaderías nacionales.

Como parte del paquete de medidas de disuasión a Irán, desde el 1 de julio rige el embargo de la Unión Europea al petróleo iraní. Y, sin embargo, el canciller Patiño informa que cuando se paralice la refinería de Esmeraldas por su reacondicionamiento, previsto para octubre, se le comprarán combustibles a Irán.

Preguntado al respecto en la rueda de prensa, el presidente del Central contestó que si se da la negociación “tendrá que pasar por todos el proceso de negociación”.

Comprarle combustibles a Irán no hace sentido: Irán exporta mucho petróleo, pero no tiene excedentes de combustibles. Los costos de transporte son altísimos. Y como hemos visto en las transacciones con Venezuela y Uruguay, los países que supuestamente nos venden sus combustibles a la postre lo compran a intermediarios.

El reciente préstamo de la FLAR por $ 515 millones es para resolver el problema de la balanza de pagos por la diferencia entre lo que cuesta la compra de combustibles (más transporte) por la paralización de la refinería y el valor del crudo que no se refinará. O sea, no se le va a comprar gasolina a Irán. ¿Por qué proclamar a la comunidad internacional que aún se contempla esa operación?

Más duras serían las sanciones por relaciones con bancos iraníes de los que se sospecha financian al terrorismo y buscan burlar el embargo financiero por medio de triangulación. Y justo está en la mira un acuerdo del Ecuador con Irán.

Se han hecho importantes denuncias en la Asamblea Nacional en el sentido de que el Gobierno estaría poniendo a disposición de Irán a Cofiec, banco privado que cayó en manos del Banco Central por la crisis financiera y que permanece abierto.

Según el exfuncionario de la administración Bush, Otto Reich, en Cofiec la Embajada iraní tiene una cuenta de 2 millones de dólares; el banco solo tiene depósitos totales por 28 millones de dólares.

Reich denuncia que hay un entendimiento: que Cofiec y un banco persa abran cuentas en un tercer país, donde el banco persa mandará y recibirá dinero de otros países a través de la cuenta de Cofiec. La asambleísta Betty Amores revela que Cofiec tiene cuentas en Bruselas, Ginebra y Dubái.

Entiendo que el Gobierno tenga la “solidaridad de perseguidos” con Irán, así como con Assange. Pero ¿qué beneficios concretos logra el país? Porque nos arriesgamos a sanciones.

El objetivo de la política internacional es defender los intereses nacionales y no “desfacer entuertos”. (El Universo)