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Domingo 22 de julio 2012

La integración latinoamericana

Por: Guillermo García.
La integración latinoamericana
Foto: Referencial

En estos momentos, la integración latinoamericana se ha convertido en un tema de gran discusión y actualidad. La palabra integración está en boca de políticos, empresarios y hasta del ciudadano común. La integración del comercio y las finanzas trasciende más allá de la noticia y la diplomacia para convertirse en una realidad de hoy. No obstante, muchas veces algunos gobernantes confunden soberanía con proteccionismo y nacionalismo con estatismo, creando también oposición a la inversión extranjera y a todo aquello que signifique una relación de libre comercio e inversión en todas las áreas. Las realidades económicas del mundo de hoy no están marcadas bajo ese punto de vista del pasado.

La dinámica de interacción económica de las naciones exige modernidad por parte de los gobiernos, empresarios, y trabajadores. Venezuela no escapa de ello. Es así como el país, se debe insertar en un contexto de economía moderna, libre e internacional. El flujo de capitales, bienes y servicios no tienen en un mundo globalizado las trabas del pasado. La mayor apertura económica y comercial ha permitido que Venezuela con otros países de la subregión andina y latinoamericana, haya avanzado a pasos agigantados hacia una integración comercial y de inversión más estrecha; sin embargo esta se ha visto dificultada con la decisión del Gobierno de retirarse del Bloque de Integración más importante para Venezuela, como lo es la Comunidad Andina de Naciones (CAN).

Venezuela y los demás países latinoamericanos ven su integración como una fórmula de aumentar y complementar sus economías. Cada día, el comercio y la inversión entre los países latinoamericanos tiende a incrementarse y un mejor porvenir de nuestros pueblos se vislumbra. No obstante, la integración y libre comercio e inversión implica cambios: apertura de los mercados, legislaciones laborales, fiscales y de inversión, y una economía libre de controles de cambio y precio. Técnicamente ya no hay argumentos válidos para mantener un proteccionismo comercial, financiero y de inversión. Mientras más tiempo nos tome entender e implementar estas realidades, más tardaremos en incorporarnos al desarrollo industrial y al intercambio competitivo internacional de bienes y servicios, requisito fundamental para mejorar nuestros niveles de vida; no hacerlo significará negarle a la gran masa de ciudadanos la posibilidad de una mejor condición de bienestar. El modelo proteccionista y de subsidios a empresas ineficientes en el pasado y en el presente solo ha producido pobreza y estancamiento económico, y es muy importante recalcar que, sin crecimiento económico es difícil mantener estabilidad política.

Ahora el Gobierno ha planteado el reto de la adhesión al Mercosur, sin embargo, el Ejecutivo debe evaluar muy bien, que este paso de integración con países como Brasil y Argentina van ha requerir que nuestras empresas tengan mejoras tecnológicas, de producción, productividad y de inversión que nos permitan competir en condiciones similares, lo que en la actualidad, la mayoría de las empresas venezolanas no están en capacidad de competir. En consecuencia, el sector privado nacional debe ser integrado plenamente a las negociaciones para establecer condiciones y plazos para esta integración. El Gobierno no puede ver la incorporación al Mercosur como una vía solo de abaratar las importaciones oficiales desde esos países,  pero con un elevadísimo costo en términos de desplazar la industria nacional y  reducir la capacidad de generación del empleo de manufactura local. La competencia debe ser en condiciones similares.

Otro tema importante a resolver y que puede traer problemas para la integración es el relativo al control de cambio en Venezuela. Si no se busca una solución de compensación, el comercio con esos países se hará muy limitado.

Finalmente, un área que poco se habla y donde Venezuela debe profundizar y poner atención para avanzar, es en la integración e interconexión de las bolsas de Valores latinoamericanas. No puede haber una integración plena, sino incluimos a los mercados de valores, como parte fundamental de este proceso. Es totalmente factible que se puedan transar títulos valores (acciones, bonos, monedas, materias primas) de las diferentes bolsas unificando criterios técnicos, económicos y de legislación. Ya Colombia; Chile y Perú lo han hecho a través del MILA con mucho éxito.  Esto abrirá un mundo de nuevas posibilidades para las empresas y los inversionistas La integración latinoamericana es un camino para poder integrarnos con fuerza y competir en un mundo globalizado y sin barreras comerciales y financieras de ningún tipo como el de hoy. (El Universal)

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