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Miércoles 25 de julio 2012

Peña Nieto será presidente

Por: Ricardo Alemán
Peña Nieto será presidente
Foto: msnbc.msn.com

De acuerdo con especialistas en derecho electoral, es prácticamente imposible que en la mesa –en el IFE y el TEPJF–, las izquierdas arrebaten la victoria al candidato ganador, Enrique Peña Nieto.

Y la razón de esa certeza jurídica y política va mucho más allá de un deseo, una ocurrencia y/o la pasión y el fanatismo que suelen acompañar a los malquerientes de Peña Nieto. Y si bien son muchos los mexicanos que se niegan a creer en otras hipótesis que no sea su propia opinión, la verdad es que la certeza de los especialistas parte de un riguroso análisis de las denuncias, evidencias y pruebas presentadas por los partidos que empujan al candidato Andrés Manuel López Obrador.

Y según esos especialistas, los propios denunciantes –como AMLO–, saben que su reclamo de fraude es insostenible; que hacen el ridículo con denuncias sin el menor sustento y, por esa razón, han apelado a convertir la demanda –más que en un reclamo jurídico–, en un efecto mediático y político. Por eso, los llamados “progresistas” estimulan de manera grosera la mentira y el engaño a jóvenes y creyentes de la izquierda, con el fin de ganar una de las batallas de todo triunfo; la batalla de los medios.

Y, en efecto, hoy el Movimiento Progresista ha ganado la guerra en los medios y en la percepción de no pocos ciudadanos, en general. Pero también es cierto que, justo por esa razón, cuando llegue la realidad –la irrebatible victoria de Peña Nieto–, será más dolorosa para miles o millones de ciudadanos que –de manera deliberada–, han sido engañados con el cuento del fraude. Pero vamos por partes.

No es casual que el candidato derrotado –y sus “genios”– prefirieron la ruta jurídica de “la invalidez” de la elección, antes que la anulación. ¿Y cuál es la diferencia? Que para anular la elección se debían probar irregularidades en por lo menos el 25% de las casillas –entre otras causales imposibles de cumplir–, en tanto que la invalidez queda, literalmente, a la “percepción” de los árbitros. Y por eso la montaña de mentiras y engañosas “marchas locas”, que se oponen a la inexistente “imposición”.

Pero esa es apenas la primera aduana. Resulta que una de las más socorridas denuncias es la supuesta “compra de votos”. Pero tanto “los hombres de AMLO” como los especialistas honestos –como Arturo Núñez–, saben que es imposible probar la compra de votos. ¿Por qué? Porque en México el voto es secreto. Y si bien pudieran haberse dado casos de votos comprados, lo cierto es que nadie puede demostrar cuántos votos se compraron y a favor de qué candidato y partido habrían sido comprados.

Y “los progresistas” pudieran pensar lo que les plazca; podrán insistir en impedir que se cumplan los básicos de la democracia electoral mexicana –la victoria de Peña Nieto–, pero lo cierto es que los más calificados especialistas en materia electoral –los consejeros del IFE–, ya ratificaron –en el Informe Circunstanciado de la elección del pasado 1 de julio–, que el llamado fraude electoral no aparece por ningún lado. Y claro, tampoco aparecerá. ¿Por qué? Porque no existe.

De hecho, en cualquier momento “los progresistas” pudieran salir con la ocurrencia de colocar carteles en todo el país, para ofrecer una recompensa por el fraude desaparecido. Y es que, según el IFE, el fraude no existe. ¿Por qué?

1.- Porque –según el Informe Circunstanciado–, ninguno de los partidos en contienda, aportó elementos de prueba para acreditar que se presentó la compra de votos.

2.- Porque los partidos siempre tuvieron acceso a los medios de impugnación.

3.- Porque en todo momento se garantizó la emisión del voto libre y secreto.

4.- Porque no existen elementos para determinar si hubo rebase del tope de campaña.

 5.- Porque nadie puede asegurar que las encuestas son propaganda electoral.

6.- Porque no existe certeza de que las tarjetas Soriana y Monex, fueron utilizadas para la compra de votos.

7.- Y porque de los poco más de seis mil artículos que presentaron “Los progresistas”, para documentar la supuesta compra y coacción de votos, el 80% no pertenecen a la campaña de Peña Nieto.

En otras palabras, que no hay duda que el 1 de diciembre próximo, Enrique Peña Nieto será el nuevo presidente.

Por lo pronto, el PRI contraataca para tratar de revertir la percepción generalizada, y reitera que AMLO gastó mil 200 millones de pesos ilegales en su campaña. ¿Será?

EN EL CAMINO

Por cierto, constructores, contratistas y prestadores de servicios de Acapulco, se quejan de que la alcaldesa, Verónica Escobar, condiciona el pago de facturas, a la entrega del corrupto diezmo. ¿Qué tal?

Nota publicada en periodicocorreo.com.mx

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