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Viernes 27 de julio 2012

El pretexto de las Olimpiadas

Por: Sergio Conde Varela
El pretexto de las Olimpiadas
Foto: juegosolimpicoslondres2012.org

Cada cuatro años, cuando se celebran las Olimpiadas, ocurren fenómenos sociológicos de impacto múltiple.

La atención mundial se fija en los eventos deportivos que encienden los ánimos y los miles de atletas que participan en ellos son puntos importantes de los cuales se desprenden torrentes de comentarios en torno a sus hazañas.

Muchísimos juarenses han emprendido el viaje a Londres, para estar presentes desde la inauguración hasta cuando se apaga la antorcha olímpica y a veces se pone en tela de duda, si hay realmente crisis económica en nuestra frontera. Sin embargo, ha sido una rutina que las personas emprenden el viaje sin escatimar el monto de los gastos y presenciar el desarrollo deportivo de los juegos.

La Olimpiada hace que el interés colectivo se fije de manera muy marcada en los récords que se imponen en los diferentes deportes y se olviden problemas de trascendental importancia, como en caso aquí en Juárez de la inseguridad que aterra a la población, sin que las soluciones aparezcan con la fluidez necesaria.

También es notable, que curiosamente las Olimpiadas han coincidido en varias ocasiones con las elecciones de cambio en México del Poder Ejecutivo y el Congreso federal y desde luego, muchas de ellas han sido de complicada resolución, socialmente, tienen el efecto que pasen a segundo término esos problemas que son torales para la marcha democrática y que tienen que aguantar con ese lugar hasta que pase la competición deportiva.

También en plan de observadores políticos deportivos, causa curiosidad, que en la olimpiada se olviden los ataques ideológicos en contra de China comunista y que muchas empresas capitalistas son las encargadas de colocar toneladas de ropa deportiva para los atletas con la leyenda “Made in China”, sin decir esta “boca es mía” y también “son míos” los ingresos que se derivan de las ventas que se han hecho.Parece que las ventas se comieron a la famosa ideología política. Ojalá y podamos saber las ganancias que se obtengan en estos importantes juegos.

Por otra parte, han pasado los años, muchos años y muchas olimpiadas y los “ganones” siempre han sido atletas en su mayoría, de los países fuertemente industrializados o comercialmente de primer nivel. Muchos competidores de países en proceso de desarrollo a pesar del paso del tiempo, pocas veces se cuelgan las medallas de oro y en otras ocasiones se ha dado tal tráfico de influencias, que sin tener la categoría necesaria para las competencias sólo aprovechan los atletas el tráfico de influencias, sean de familiares o de políticos, para irse a pasear por misteriosas tierras en donde se celebran los encuentros atléticos y desde luego sin importarles el triste papel que hacen, llevando la representación mexicana.

Desde luego, lo anterior no significa que en algunas áreas se han obtenido triunfos indiscutibles, como en natación, clavados, equitación, box, carreras, artes marciales, pero debido a la falta de estímulos, mucho han hecho los atletas y pocas ayudas han tenido. Cuando se le pregunta a los directivos olímpicos qué fue lo que pasó, responden como si fuera una oración aprendida de memoria: “Hemos aprendido mucho de esta experiencia, nos va a servir indiscutiblemente para el futuro y esperamos con ansiedad la próxima, para proyectar lo aprendido”. Después de esta declaración, cada cuatro años se repiten las palabras y así por años y años, los resultados no cambian, ni los métodos, ni la preparación de los deportistas, ni los estímulos para ellos, ni las técnicas. Una política de las manos cruzadas y de los corazones rotos, como novela cursi de Televisa. Hasta aquí.

Nota publicada en diario.com.mx

 

 

TAGS: Olimpiadas
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