Democracia en duda

La mayor obligación de un presidente democráticamente electo es velar, defender y mejorar el sistema mediante el cual fue elegido. A mi entender, no existe mayor prioridad que ésta en la larga lista de compromisos asumidos por un mandatario si es que profesa con sinceridad y convicción valores de libertad, igualdad y prosperidad.

La democracia se apoya y existe en la medida que se respete el estado de derecho y así como todos tenemos obligaciones ciudadanas, también tenemos derechos. El progreso y desarrollo no se logran con promesas, discursos y menos con revoluciones. El bienestar se alcanza con instituciones sólidas, serias, estables y sobre todo transparentes. Es así que en las democracias más perfectas del mundo la correcta administración de justicia es la base fundamental de la libertad, pues el ciudadano puede confiar en que la ley siempre estará del lado de la razón y no de la ocasión.

Lo denunciado esta semana por el diario Correo con respecto a las manipulaciones efectuadas en el Reniec en el proceso revocatorio de Villarán es preocupante y constituye una seria violación de las leyes electorales, que a su vez son el otro pilar fundamental del sistema democrático.

Lo revelado obliga al presidente Humala a actuar de inmediato y salir en defensa del estado de derecho. Ollanta no puede hacerse de la vista gorda en este escandaloso caso más allá que esté o no de acuerdo con el propósito revocatorio a la alcaldesa.

Mirar de lado y no exigir una investigación inmediata por ayudar a su vecina le quitaría toda autoridad ante aquellos que buscan subvertir el orden constitucional. Hoy más que nunca Humala tiene que ser absolutamente estricto en cumplir y hacer cumplir la ley. El escándalo del Reniec pone en serias dudas la democracia que tenemos.

Publicado el 27 de julio de 2012 en el diario La Razón.