Aun cuando el acta firmada recientemente por Chile y Ecuador que afirme el valor limítrofe de los acuerdos de 1952 y 1954, no tenga relevancia jurídica en el proceso ante la Corte de La Haya, ésta no deja de traslucir un gesto inamistoso del Ecuador hacia el Perú habida cuenta de que, pese a la vecindad, tradición y buenas relaciones con nuestro país, está –en el asunto medular de la controversia que dirimiremos con Chile en dicha corte– tomando partido abiertamente en contra nuestra.
En el plano jurídico es contundente el argumento de que los jueces no consideran para sus fallos acuerdos sin el rango de tratados internacionales. Por lo demás, son razones históricas y legales que la Corte valorará, las que demostrarán que los acuerdos de 1952 y 1954 no fueron tratados de límites sino convenios para el manejo de la pesca artesanal, al extremo de que no fueron, como debieran haberlo sido si fueran tratados, ratificados por los Congresos peruano y chileno.
Es en este contexto que lo afirmado en el acta recientemente suscrita por Chile y Ecuador de que dichos acuerdos son “tratados” que fijan la “delimitación marítima vigente”, tema por el que el Perú litiga con Chile ante La Haya, deviene en una actitud inamistosa por parte de Ecuador pues lo que este país debió y debe hacer es mantener su neutralidad. Que Chile gestione una adhesión así, es parte de su estrategia de litigante pero que Ecuador la acepte no es otra cosa –y tal como se lee en algún agudo titular– que jugar en pared con Chile en contra del Perú. Además, el límite marítimo entre el Perú y el Ecuador ha sido establecido mediante el Acuerdo por intercambio de Notas de contenido idéntico del 2 de mayo de 2011, “que incluye su propia representación gráfica sobre el curso del límite marítimo”. Más claro, el agua.
El efecto que busca Chile es hacer creer a todos que en un conflicto que involucra a tres, dos están de acuerdo y por lo tanto la posición del tercero, el Perú, sale debilitada. Lo que debemos mostrar mediáticamente es que Chile y Ecuador juegan en pared porque eso le conviene a sus intereses y así lo han hecho, por lo menos en los últimos 60 años. Ambos países tuvieron guerras con nosotros y aquí viene a cuento aquello tan cierto de que –pese al tiempo y a todo– los enemigos de tus enemigos son tus amigos.
El derecho nos asiste. Por ello, ante la instancia jurídica internacional hemos llevado nuestro reclamo y allí se resolverá. Sin que ello afecte la relación de necesaria buena vecindad, comercio e integración que la hora global nos impone con la región y el mundo (Con información del diario Expreso).