La reducción de la pena al Grupo Colina dispuesta por la Sala Penal Suprema presidida por el vocal Villa Stein merece, también, ser analizado por quienes como tú o yo, no son abogados. Más aún, si para estos últimos es difícil ponerse de acuerdo en cómo interpretar las leyes y lo que dice una resolución judicial. Porque los jueces son falibles los sistemas judiciales establecen una doble instancia que permite apelar, ante una instancia superior, los fallos emitidos por una inferior. Si los jueces fueran infalibles una sola instancia bastaría para hacer justicia. El caso que nos ocupa ha sido visto por tres instancias: un juez, una Sala Superior y otra Suprema.
A pesar de que ello hace el fallo una cosa juzgada, nuestro sistema judicial, según opinan algunos abogados, permite presentar recursos ante otras instancias para que estas los resuelvan. Desgraciadamente, como es notorio, cada vez más autoridades, políticos, periodistas y medios de comunicación, amenazan y presionan a los magistrados para lograr que los fallos judiciales se ajusten a sus caprichos, conveniencia o a lo que ellos, sin ser jueces, suponen que es justo. Esto es inmoral y además peligroso porque, como corroe la justicia que soporta la democracia, permite a los extremistas poner en duda las ventajas que esta ofrece. Llamar vergonzoso al fallo que nos ocupa, cuando en el peor de los casos solo se le puede llamar equivocado, es un exceso que evidencia las amenazas y presiones que permiten a nuestro sistema judicial parecerse, cada vez más, al que Raúl Castro usaba, en los estadios cubanos, para juzgar a seres humanos con la participación de las galerías.
Tengamos presente que para los miembros de las FFAA que han cometido crímenes contra los derechos humanos, porque han perdido el mando militar, les es difícil volver a cometerlos, no así para los terrorista porque para ellos es fácil, una vez ganada su libertad, reincorporarse al terrorismo y seguir realizando los delitos por los que fue condenados. Es importante que las penas impuestas a los terroristas y a los miembros de nuestras FFAA, que han atentado contra los Derechos Humanos, sean disuasivas y no vengativas. Para lograr un consenso al respecto debe haber orden en el debate que ha suscitado el fallo de Villa Stein porque, a todas luces, muchos líderes políticos o de opinión, demasiados diría yo, opinan con el hígado, el corazón o la conveniencia política y no con un sentido de justicia (Con información del diario Expreso).