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Viernes 03 de agosto 2012

[Diferendo marítimo] 65 años de mar peruano

Por: Diego García Sayán.
[Diferendo marítimo] 65 años de mar peruano
Foto: pysnnoticias.com

El pasado miércoles 1 de agosto se cumplieron 65 años de la proclamación peruana sobre las 200 millas marítimas. Se había anunciado ese día la histórica decisión unilateral de ejercer soberanía y jurisdicción sobre ese espacio “para reservar, proteger, conservar y utilizar los recursos y riquezas naturales que en o debajo de dicho mar se encuentren”. Ese paso osado –en paralelo a una acción semejante desde Chile–, es hoy la columna vertebral del derecho internacional del mar. Incorporó, además, un espacio vital para nuestra economía y la protección de los recursos naturales.

No puedo evitar una mención a lo que esto significa desde un ángulo muy personal. Tuve la suerte de nutrirme desde la cuna, de pasión e información sobre este tema escuchando a mi padre, Enrique García-Sayán, hablar y reflexionar en casa al respecto. Qué mejor que aprender, en fascinantes sobremesas, de quien, como canciller del presidente Bustamante y Rivero, formuló esta tesis innovadora en 1947. De esta vivencia, así como de lo que ocurrió con esta tesis “insolente” con los poderosos del mundo, creo que se pueden sacar tres conclusiones.

La primera: la perseverancia y la solidez de una idea como asunto clave para un buen resultado. Ideas que pueden remover montañas si hay rigor y continuidad. Recuerdo, como si fuera ayer, los relatos de la tremenda incomprensión que en un inicio suscitaba la tesis peruana en los foros internacionales. Gente de poca fe en sus propias convicciones hubiera quedado sembrada en el camino en ese entorno adverso sucumbiendo ante metas en apariencia fantasiosas como hacer valer en el mundo una tesis contraria a los intereses de las grandes potencias y originada en dos pequeños países del Pacífico sur. La convicción, la tenacidad y la coherencia, pues, premiadas. También la continuidad de políticas peruanas de Estado en este tema desde 1947.

La segunda conclusión es que gracias a eso el Perú hoy ejerce plenamente soberanía y jurisdicción sobre las 200 millas. A ninguna flota pesquera se le ocurriría ponerse a pescar en nuestro mar impunemente (como ocurría antes) sin recabar antes una licencia de la autoridad peruana. Tampoco podría un zarpazo de alguna transnacional explotar libremente los recursos petroleros o mineros que existen en el subsuelo dentro de las 200 millas.

La tercera conclusión es que la batalla por impulsar y defender las 200 millas ha constituido un factor de unidad y cohesión del Perú con Chile y Ecuador. Tesis que se fue abriendo paso en el mundo, de manera gradual pero sostenida, hasta llegar a la adopción de la Convención sobre Derecho del Mar en 1982, que universalizó jurídicamente nuestra tesis de las 200 millas. Fue el tesón de peruanos y chilenos que fue particularmente decisivo para ir horadando la piedra de la resistencia de las grandes potencias. Acuerdos como la Declaración de Santiago de 1952 y el Convenio sobre Zona Especial fronteriza de 1954 expresaban ese propósito común y no otra cosa. No estaba en ese entonces en cabeza de nuestros gobernantes definir los límites marítimos entre Perú y Chile sino, antes que eso, la afirmación de la premisa básica y fundamental: la distancia sobre la cual se ejercería la soberanía marítima.

Hoy algunos olvidan este trascendental telón de fondo. La discusión jurídica de Perú con Chile en la Corte Internacional de Justicia (CIJ) es, obviamente, trascendental a futuro. Pero tiene como punto de partida una coincidencia histórica sin la cual el logro de la consolidación de las 200 millas no se hubiera dado. Sin ese antecedente no habría materia pendiente a definir en materia de límites. 

La contradicción sobre los límites pendientes será resuelta el próximo año en La Haya. Esa solución puede y debe ser la antesala de un clima de cooperación sostenida en el futuro. Coincido con muchos otros en Perú y Chile en que lo más trascendente es que lo que resuelva la CIJ pondrá las cosas a nivel bilateral en un sitial en el que, al no existir ya temas limítrofes pendientes, se abrirá el camino para que la relación bilateral se expanda en la cooperación. Y, que en ello, se puede poner especial empeño en proyectos comunes que aseguren, conjuntamente, un manejo sustentable de los recursos marinos. Lo agradecerán las futuras generaciones en los dos países (Con información del diario La República).

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