Capriles es la entrada al siglo XXI

Para que nuestro país entre de manera definitiva al siglo XXI, es indispensable que los venezolanos elijamos el 7 de octubre a Henrique Capriles Radonski como nuestro próximo presidente. Será con 12 años de atraso, cierto. No es consuelo, pero la llegada del siglo XX fue 3 veces peor: 36 años, al morir Juan Vicente Gómez.

Con el final político de Chávez el 7 de octubre se abre una puerta hacia adelante, y cerraremos las que su gobierno ha colocado para andar hacia atrás. Este gobierno concibe al pasado como el objetivo central de todas sus acciones. Tanto ha sido así, que el presente de Hugo Chávez es su propio pasado. Siempre vuelve a lo mismo.

Cada voto que depositemos el 7 de octubre a favor de Henrique Capriles Radonski, será una llave que abrirá una de las miles de puertas que nos conducirán al mañana que nos ha secuestrado la visión primaria y revanchista de la administración pública que encabeza Chávez, ¡desde hace 14 años!, de exclusión, injusticias, corruptelas.

Hugo Chávez está aliado con el atraso, ve al mañana en un espejo, todo en él es hacia atrás: la dádiva como gestión de gobierno. La Cuba de Fidel Castro, el comunismo. El Irán de Mahmud Ahmadineyad, el exterminio. La Siria de Bashar Al-Assad, la Libia de Muamar Gadafi y el Iraq de Saddam Hussein, la guerra.

Mientras que para Hugo Chávez el camino es hacia el pasado, el que concibe la mente contemporánea y progresista de Henrique Capriles Radonski es hacia el mañana. Un camino que iremos construyendo juntos, día a día, con los ladrillos de la educación como la fuerza más poderosa para cimentar la independencia individual.

Henrique Capriles Radonski tiene clara conciencia de que sólo la educación garantiza el empleo que cada quien necesita para consolidar su presente, y labrarse un futuro próspero y ventajoso. También sabe que para lograr la autonomía del país, tenemos que cultivar la tierra y usar nuestros puertos primero para exportar.

Henrique Capriles Radonski ha puesto la primera piedra multicolor en la construcción de ese camino hacia el mañana que merecen y quieren ver los jóvenes de nuestro país: la piedra de la esperanza, la piedra de la Venezuela posible, la piedra del reconocimiento de la diversidad, la piedra de la inclusión, la piedra del saber.

Los venezolanos, jóvenes y no tan jóvenes, estamos esperando la llegada del siglo XXI, en la esperanza de que se enderece el rumbo de nuestro país, que sabemos capaz de asegurar su presente, sin agobios, en armonía, con respeto, en paz, con los ojos puestos en un futuro luminoso como las mañanas caraqueñas del mes de enero. (El Universal)