¿Qué podemos aprender del Rechazo?

El rechazo… Lo menciono y se me pone la carne de gallina, un nudo parece estrujarme simultáneamente la garganta, el corazón y el estómago. Es que lo estoy asociando a algunas malas experiencias del pasado.

Desde niños aprendemos a temerle, aprendemos a buscar la aprobación, porque si no hacemos aquello que se espera de nosotros, acabamos castigados o marginados.
Y más adelante, cuando salimos a la calle en busca de amor, de oportunidades profesionales, de la vida que deseamos construir… tememos al rechazo. De hecho, creemos que ser “rechazados” es una de las peores cosas que nos puede pasar. Pero el rechazo no es algo que temer en realidad. Es un Maestro, como todas las cosas que nos suceden en la vida.

Para comprender esto es conveniente que analicemos primero por qué le tememos. Le tememos porque creemos que ante una negativa ajena podemos perder algo valioso, el cumplimiento de nuestros sueños e incluso nuestro propio valor.

Tememos al rechazo porque creemos que nuestra felicidad depende de lo que decidan los demás. Y por consiguiente dedicamos nuestra vida a que esas personas nos aprueben, nos valoren, nos acepten, nos reconozcan o nos aumenten el sueldo. En el fondo tememos a no ser lo suficientemente aptos para “merecer” lo que deseamos. Tememos lo que los demás puedan decirnos, porque eso mismo será lo que nos digamos a nosotros mismos…

Y hemos llegado al punto clave de por qué le tememos tanto al rechazo: Porque no nos conocemos. Tomamos como cierto lo que nos dicen otros, y cuando ellos nos rechazan, nosotros también nos rechazamos. No es tanto el rechazo de los demás lo que nos causa sufrimiento: SINO NUESTRO PROPIO AUTORRECHAZO.

Pero no tiene por qué ser siempre así. No estamos atados a la visión de los demás. Tenemos nuestra propia visión y podemos decidir qué sentir y qué pensar. Podemos evitar caer en esta trampa de nuestro ego, decidiendo sencillamente: EMPEZAR A QUERERNOS.

No importa lo que nos pase: NOSOTROS VALEMOS.

No importa quién nos haya dicho que "no": ENCONTRAREMOS A ESA PERSONA QUE ESTÁ ESPERANDO CON ANSIAS DE DECIRNOS "SÍ", llegado el momento.
No será un "no" el final de nuestra búsqueda: MERECEMOS CUMPLIR NUESTROS SUEÑOS, SIMPLEMENTE PORQUE LOS SOÑAMOS PARA ESO.

Si nos amamos y nos valoramos como los seres únicos que somos, sabremos que EN CADA RECHAZO, SE OCULTA UNA OPORTUNIDAD DE ENCONTRAR ALGO MEJOR: una pareja más afín a nosotros, un empleo que nos satisfaga más, una oportunidad diferente en la que no habíamos pensado, e incluso… una importante lección capaz de transformar el curso de nuestra vida para siempre.

Muchos escritores famosos han coleccionado centenares de notas de rechazo de distintas editoriales antes de que alguna publicara su trabajo y su obra se transformase en un éxito de ventas. En este rubro sobran los ejemplos, tanto como los editores que se lamentan por este tipo de elecciones funestas.

El rechazo pone a prueba nuestro grado de perseverancia, la confianza que tenemos en nuestros objetivos, el compromiso y la fe que ponemos en el cumplimiento de nuestros sueños. SI SEGUIMOS ADELANTE NO IMPORTA LO QUE PASE, CREYENDO SÓLO EN NUESTRO SUEÑO Y EN QUE LO MERECEMOS, AL FINAL ENCONTRAREMOS LA FORMA O LA SOLUCIÓN QUE BUSCAMOS. Pero si nos detenemos y dejamos de buscar… bueno, ya saben.

El rechazo en cuestiones de amor, también puede enseñarnos algo: NOS ENSEÑA A VER DE QUÉ MODO NOSOTROS MISMOS NOS RECHAZAMOS. Cuando nuestra pareja soñada nos rechaza enseguida empezamos a especular: “es que no soy atractivo o atractiva”, “es que estoy gordo”, “Es que soy poco para él (o ella)”, “Con esta forma de ser nunca nadie me querrá”… etc, etc.
Cualquiera sea la causa por la que esa persona nos haya dicho “no”, nosotros habremos completado nuestro vacío con supuestos, y lo más probable es que no hayamos acertado. El rechazo en el amor, aunque nos resulte doloroso, no es más que un indicio de que no es esa la pareja que buscamos. Quizás la oportunidad que anhelamos esté esperándonos en alguna otra parte. Pero difícilmente la atraeremos si continuamos desvalorizándonos.
De los rechazos recibidos podemos aprender a ver qué tipo de pensamientos nos propinamos a nosotros mismos… y comenzar a cambiarlos.

DEL RECHAZO PODEMOS APRENDER A ESTAR MEJOR, PODEMOS APRENDER A TRANSFORMARNOS A NOSOTROS MISMOS, a afirmarnos en lo que en realidad queremos, a tomar las riendas de nuestro destino, a descubrir nuestro Poder por sobre las circunstancias, a querernos y aceptarnos de modo incondicional. Cuando notamos que lo que hoy somos no nos agrada, tenemos dos opciones: criticarnos y deprimirnos… o decidir en dónde nos gustaría estar y en quiénes quisiéramos convertirnos, y destinar cada minuto de nuestras vidas a conseguirlo. Entonces no nos afectará tanto lo que los demás puedan pensar de nosotros… estaremos transformándonos en lo que NOSOTROS QUEREMOS SER.

Cuando cualquier persona te rechaza, lo peor que puedes hacer es quedarte rumiando tu sufrimiento, y lo mejor en cambio, es ver qué podrías obtener de esa experiencia, para transformarla en algo positivo.

El rechazo de tu hijo puede enseñarte nuevas formas de comunicación más eficaces, a realizar algún cambio en tu estilo de vida, a convertirte en una persona mejor. Recordemos que por amor somos capaces de hacer cualquier cosa. A menudo, el amor que sentimos por aquellas personas a las que no queremos perder nos hace lograr cosas que no hubiésemos encarado de otra forma. Y así es como un rechazo puede convertirse en un regalo que agradeceremos toda la vida. Un regalo que nos unirá más a nuestros seres queridos, nos abrirá la puerta a las más grandes oportunidades y nos enseñará el único camino capaz de llenarnos de fuerza, logros, plenitud y felicidad: el de AMARNOS A NOSOTROS MISMOS. 

Luciana Cámpora, Escritora.
www.lucianacampora.com
Libros y Escritos para el Desarrollo Personal y Espiritual.