Banner Tuvivienda
Sábado 18 de mayo 2024   |   Contáctenos
REDES SOCIALES
Sábado 11 de agosto 2012

Respeto a la etnias nativas, pero sin demagogia

Fuente: Billy Crisanto Seminario
Respeto a la etnias nativas, pero sin demagogia
Foto: starperudestinos.com

Esta semana una productora chilena de un reality show cometió el desliz de burlarse de una de las etnias de nuestra Amazonía. El hecho despertó la protesta generalizada de la opinión pública y terminó con su casi expulsión del Perú. Inmediatamente, como era de esperarse, el embajador chileno ofreció las disculpas del caso, pero el cruce de ataques no ha cesado. El tema puede servirnos para reflexionar sobre las taras y prejuicios que aún se cargan en espacios tan influyentes como la televisión. También es útil y oportuno analizar la situación de estas minorías históricamente postergadas en nuestro país.

Para comenzar seamos honestos y objetivos. No es que todos los chilenos sean anti peruanos y nosotros los acogedores, hospitalarios, en suma los “buena gente”. En ambos países existen de todos los tipos de habitantes. Patrioteros, chauvinistas y hasta xenófobos. Pero en ambas naciones también existen ciudadanos cultos, respetuosos, tolerantes, demócratas, y de mentalidad abierta. Se trata entonces de separar la paja del trigo. De que, ante casos como éstos, las autoridades de cada país identifiquen a los ignaros que no respetan al que ha nacido fuera de su territorio y ponerlos como anti modelos para sus compatriotas.

Sin desmerecer la solidaridad masiva con los hermanos de la etnia Bora, hay algunos puntos que debemos considerar. ¿Qué tan real y consecuente es esta valoración por la población indígena? ¿Alguna vez hemos protestado con similar energía cuando contaminan sus ríos, talan sus bosques y depredan sus recursos? Cada vez la llamada “modernidad” occidental les impones el capitalismo como modelo político-económico sin escucharlos, a través de la sacro-santa inversión  privada. Las tuberías, el concreto, las máquinas, los químicos, etc., no generan bienestar para estos pueblos, y más bien los obliga a replegarse hacia las zonas más agrestes, mientras la gran mayoría de los que hoy protestamos nos hacemos de la vista gorda.

Desde el propio Estado tratamos de obligarlos a aceptar un modelo de desarrollo que supuestamente los sacará de la pobreza. Sin embargo, en la práctica continúan  siendo tratados como “ciudadanos de segunda categoría”, recordando la inefable frase del ex presidente Alan García, que tal vez expresaba el inconsciente colectivo de gran parte de nuestra clase política. Nuestros grupos de poder económico y político no se detienen a pensar que, aunque el Perú es un país pluricultural, lejos de acoger y respetar a las minorías, se les excluye y hasta se les atropella.  Demagógicamente sólo se les menciona en época electoral, o cuando un incidente, lamentable, como el de los chilenos, reaviva de pronto el sentimiento nacionalista. Fuera de estas coyunturas, no se valora su milenaria cultura, su cosmovisión dentro de la cual la armonía con la naturaleza – no su destrucción - es fundamental. Palmario ejemplo de ello es la descabellada ley que los considera sólo propietarios de la superficie de sus tierras, y no del subsuelo, cuyas riquezas corresponden al Estado.

Contra lo que se supone, los movimientos indígenas son protagonistas vivos de sus destinos. Están organizados a nivel mundial, y tampoco es que se opongan fanáticamente a todo forma de explotación de los recursos naturales. Lo que exigen es justo y coherente. Si se va a explotar una mina, por ejemplo, no puede hacerse sobre las reservas naturales, ni afectarlas. Su modo de producción es comunitario (busca el bien de todos) y redistributivo.  Si las empresas que invaden sus territorios y que explotan sus recursos naturales escucharan sus demandas, y no sólo trataran de obtener riqueza, otra sería la historia.

Podemos ayudarlos, pues no son bárbaros que atacarán a quienes se acerca a sus tierras. Necesitan de postas médicas, de colegios (con docentes bilingües), de mercados para sus productos. Lo que no se puede es cambiarles su sistema de vida y su economía de la noche a la mañana, ni mucho menos destruirles sus medios de subsistencia. No hay que mirarlos tampoco sobreprotectoramente, pensando que no pueden valerse por sí mismos para solucionar  sus problemas. Se trata de acogerlos sin desnaturalizar su cultura. Es paradójico como en una época donde la preocupación por la destrucción del medio ambiente, estas etnias que durante milenios han cuidado de la naturaleza con sabiduría, son excluidas o tratados como desvalidos. En este contexto, las declaraciones de respeto hacia su cultura son positivas, pero si no van acompañadas de la suscripción de sus demandas y necesidades, quedará como tantas otras veces, como  simples saludos a la bandera.     

TAGS: Nativos, Etnias
Participa:
Valorar
Cargando...
COMENTARIOS
0 comentarios
2018 Grupo Generaccion . Todos los derechos reservados    |  
Desarrollo Web: Luis A. Canaza Alfaro    |    
Editor de fotografía: Cesar Augusto Revilla Chihuan