472 aniversario de la fundación de Arequipa

Dentro de pocos días, se cumplirá el cuadragésimo sétimo segundo aniversario de la fundación española de Arequipa. Fue don Manuel Garcí de Carbajal, en nombre del marqués don Francisco Pizarro, quien el 15 de agosto de 1540 culminó el proceso de traslado de la Villa Hermosa de Camaná, cuyos pobladores habían pedido a Pizarro que dispusiera su cambio. El marqués ordenó una consulta entre los vecinos, que Carbajal llevó adelante y la respuesta mayoritaria a favor de la propuesta del desplazamiento y de esa manera el hermoso valle ubicado en las faldas del Misti resultó el escenario del nacimiento de la ciudad mestiza, llamada a convertirse en la capital cívica del Perú.

Según el documentado relato del historiador Alejandro Málaga Medina, existían varios grupos humanos en el valle al momento de la fundación. Los Chilques, los Yanahuaras, los Quechuas, los Tiabayas, los Puquinas y otros ya sembraban las pequeñas pero feraces tierras. Allí había llegado el inca Mayta Cápac, en una expedición guerrera, y así resultó el fundador primitivo pronunciando, según la leyenda, su “Ari, Quepay” en que autorizaba a numerosos de sus soldados a quedarse. Empero, el hecho histórico trascendental fue la fundación española. Así lo tiene proclamado el gran poeta arequipeño César Atahualpa Rodríguez quien, en su Ofrenda Cívica a Carbajal, le dice: “Y aunque con mucho se te anticipara Mayta Cápac, el inca, en el fundar /// Tú le insuflaste el hálito de vida para la eternidad”.

Hace algunos días, después de diez años de ausencia, superando explicables temores derivados de las travesuras de mi corazón, he regresado a mi tierra natal, para encontrarla asombrosamente transformada. La bucólica y serena población de mi adolescencia y juventud, se ha transformado en una impresionante urbe, que conserva sus encantos pero que, al mismo tiempo, ha adquirido problemas propios de un rápido y acaso atolondrado crecimiento urbano.

La cantidad de vehículos privados y de transporte público ha convertido al tránsito en un verdadero caos. Arequipa no tiene, como Lima tuvo desde hace apreciable tiempo, importantes y amplias vías que hacen posible un discurrir de vehículos acaso menos saturado que el de Arequipa. Se hace indispensable la elaboración de un plan integral para acometer ese gran problema y dotar a la ciudad de vías expresas como tiene Lima en el Paseo de la República, en Javier Prado, en Primavera, en Grau, en La Marina, en Circunvalación y otras que se están ejecutando.

Felizmente, Arequipa cuenta con autoridades regionales y municipales capaces y con recursos económicos apropiados que, en buena medida, derivan del canon que paga el gran asiento minero Cerro Verde. Allí no hay “Santos”, sino líderes sensatos que se entienden perfectamente con la inversión minera y buscan obtener de ella el máximo provecho para la colectividad.

La industria de la construcción y el desarrollo industrial y comercial están atravesando una época floreciente. Centros Comerciales, fábricas, alojamientos, restaurantes, están multiplicándose y dan trabajo a mucha gente. Se dice que Arequipa es la región del Perú con crecimiento más acelerado. Así lo creo y me felicito por ello.

Publicado el 11 de agosto de 2012 en el diario La Razón.