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Sábado 11 de agosto 2012

Negociaciones para poner fin al apartheid

Desde San Francisco: Aleyda Baubert
Negociaciones para poner fin al apartheid
Foto: Difusión

Aleyda Baubert

El Apartheid como sistema de segregación racial política, jurídica y económica afectó una vasta mayoría negra en Sudáfrica. Aunque la segregación existía desde la colonia fue introducida como política oficial en 1948 por el Partido Nacional y permaneció hasta la transición a la democracia en 1994.

La resistencia interna y los levantamientos populares generaron violencia y represión desde1950 pero fue recién en 1990 que el Presidente Frederik Willem de Klerk aceptó negociar el fin del Apartheid.
 
Entre1960 y 1990 la oposición negra vivió fuera de la ley. Se persiguió y encarceló a sus líderes. Bajo crecientes presiones internas e internacionales, las negociaciones para desmantelar el Apartheid comenzaron en 1990, con las dos primeras reuniones entre el Gobierno y el Congreso Nacional Africano (ANC). El objetivo fue la transición pacífica hacia el fin de la segregación multirracial evitándolos disturbios y la violencia.
 
La Teoría de las negociaciones indica que hay que centrarse en el problema y separar el problema de la gente y de los intereses que confluyen. Sin embargo resulta difícil separar las negociaciones de la personalidad formidable de Nelson Mandela.
 
En prisión Mandela y sus amigos pasaron incontables horas estudiando los distintos temas para mejorar sus habilidades en los debates y redondear la participación de su gente. Llevaron  adelante su causa en condiciones muy difíciles. Sin relación con el mundo exterior durante más de 20 años Mandela pasó largas horas estudiando y leyendo con una vida intelectual muy activa. Narra en su autobiografía sus torneos de ajedrez en prisión: "Mi estilo de juego era lento y deliberado; mi estrategia conservadora. Consideraba cuidadosamente las consecuencias de cada opción y me llevaba mucho tiempo pensar los movimientos. Es mi modo preferido de funcionamiento no sólo en el ajedrez, sino en la política".
 
Mandela había sido formado para ser consejero de un rey, tenía innata confianza en su capacidad de influir en las reuniones cara a cara. Era muy consciente de la necesidad de controlar sus emociones y sus reacciones naturales cuando negociaba. William Ury dice en "Negociación en situaciones difíciles", que la primera barrera entre un NO y un SI es la reacción natural. Mandela supo pasar esa primera barrera, rasgo que lo ayudó en su vida, especialmente en situaciones difíciles y en las frecuentes negociaciones que debió afrontar. Maestro en la estrategia de avance, que "requiere que usted haga lo contrario de lo que naturalmente le apetece en situaciones opuestas".
 
Richard Shell en "Negociación y Ventaja" afirma que "la expectativa es el juicio acerca de lo que podemos hacer y lo que debería hacerse razonablemente”. Después de tantos años en la lucha por la libertad y el perfeccionamiento de sus pensamientos, ideas y convicciones, Mandela sabía de lo justo y lo razonable. Abogado que conocía los derechos de las personas, estaba versado también en filosofía y en política, así pudo utilizar normas comunes para su ventaja pues tenía la convicción de la justicia de sus demandas.
 
Apalancamiento y avance en el camino a la libertad
 
Las negociaciones preliminares comenzaron fuera de la mesa formal, en una especie de "negociación de la sombra" con Mandela en prisión. Autoridades de Gobierno lo presionaban al abandono de la lucha armada a cambio de su libertad. Mandela nunca cedió a esa presión. Kenneth Shropshire en "Negocia como los profesionales", dice que el apalancamiento es temporal y depende de la circunstancia. Mandela sabía que si renunciaba a la lucha armada, perdería apalancamiento. Respondiendo al desafío del Presidente de que su libertad dependía sólo de él, y no del Gobierno, dijo en su primera declaración, después de 20 años de encierro:"atesoro mi propia libertad pero cuido aún más la libertad de ustedes.(…)Sólo los hombres libres pueden negociar. Los presos no pueden entrar en contratos... (…)Vuestra libertad y la mía no puede separarse."
 
Durante esos años de conversaciones secretas, Mandela negoció el proceso de las negociaciones. Hizo depender del retiro del ejército y la policía de los ayuntamientos, el cese de la lucha armada. En opinión de Mandela, "siempre es el opresor, no los oprimidos, el que dicta la forma de lucha." El apalancamiento de la lucha armada fue activado por Mandela y el CNA para negociar los verdaderos intereses de ambas partes. El interés del ANC era terminar el Apartheid por lo cual no podían aceptar el tema de "derechos de grupo", puesto que no querían un Apartheid modernizado.
 
Mandela quería negociaciones en pie de igualdad y conocía la importancia de controlar el proceso de negociaciones. Después de años de numerosas reuniones y conversaciones secretas, cuando finalmente en 1990 el Gobierno decidió liberarlo le dieron aviso de sólo un día. El pidió permanecer una semana más en la cárcel pues sabía que saliendo sin preparar a su familia y al ANC podría causar caos y poner en peligro la frágil paz. No pudo cambiar la fecha de su liberación, porque la información ya había sido dada a la prensa, pero cambió la ubicación a una que se adaptara mejor a sus intereses.
 
Ambas partes utilizaron el fin de la lucha armada y de la violencia como palanca poderosa. En 1986, el Gobierno impuso un estado de emergencia. Mandela eligió ese momento más desfavorable para llegar a Coetsee, el Ministro de justicia, e iniciar las negociaciones secretas. La mayor violencia era incentivo para ambas partes.
 
La ANC decidió mantener las armas hasta el final e incluso en las conversaciones de Pretoria, argumentó la suspensión de la acción armada, pero no su fin. El gobierno también utilizó la violencia y se motivaron peleas entre ANC e Inkatha. Se dijo que el asesinato de Chris Hani había sido el último intento de "los supremacistas blancos para detener lo inevitable" y que “preferían el país en guerra civil a aceptar la regla de la mayoría por medios pacíficos”. Una fracción de ellos veía incluso una guerra civil como preferible al fin del Apartheid.
 
La influencia de la comunidad internacional
 
El Gobierno sudafricano blanco recibió el apoyo de Estados Unidos en plena guerra fría para detener el avance del comunismo en África. Pero después de la caída del Muro de Berlín y el comienzo de la fase de bipolaridad este incentivo declinó. El Gobierno blanco perdió el apalancamiento de la comunidad internacional.
 
En1986, todavía en prisión, Mandela reunió a un grupo de notables para convencerlos del fin del Apartheid.  El grupo  incluía los ex jefes de estado de Nigeria y Australia. La ONU emitió su muy importante declaración a finales de 1989, dirigida a "El Gobierno sudafricano y los representantes de los pueblos oprimidos de Sudáfrica" dando "apoyo integral a los oponentes del apartheid y a la campaña internacional en cumplimiento de este objetivo."
 
Después de su liberación en 1990 Mandela viajó alrededor del mundo dando señales al Gobierno sobre el clima de éxito de las negociaciones. Esta fue una “movida de poder" para consolidar el apoyo de sus aliados y conseguir nuevos apoyos. La comunidad internacional fue observador activo y mediador en el inicio de las conversaciones formales en COSADE y un mediador durante las elecciones, como un cuerpo de "autoridad de terceros en la toma de decisiones".
 
El Gobierno y los líderes del PN, temían que el ANC estuviera dominado por el Partido Comunista. Mandela no renunció a un aliado histórico como el PC pero si dejó claro desde la negociación en la sombra que las diferencias entre los dos grupos eran conocidas,  aseguró al Gobierno que su intención no era nacionalizar a ciegas.
 
Los sindicatos negros habían ido ganando poder y era cada vez más difícil para los blancos el éxito financiero. Las sanciones económicas internacionales ejercieron presión. Y por supuesto la agobiante crisis económica y social obligó a ambas partes a negociar pues sabían que ninguna tenía el poder político, ni militar ni económico para hacer progresar el país. Sabían además que por la presión internacional instituciones financieras privadas como Manhattan Bank habían dejado de dar préstamos a los sudafricanos. La situación generaba una huída de capitales de Sudáfrica.
 
La primera reunión en Groote Schuur, residencia oficial del Presidente resultó en el acuerdo de que en forma previa a las negociaciones serían liberados los presos políticos, iniciados y refugiados y se permitiría regresar a los exiliados.
 
La segunda reunión culminó con el "acta de Pretoria", del 6 de agosto de1990, que incluyó detener la lucha armada a nombre del Congreso Nacional Africano, ANC.  El acuerdo de paz nacional del 14 de septiembre de 1991, firmado por 27 organizaciones políticas, para facilitar una transición pacífica, fue seguido por la Convención para una Sudáfrica democrática, COSADE, a fines de 1991. Comenzaron las negociaciones para formar un Gobierno multirracial y aprobar una nueva Constitución que establecería la igualdad de derechos para todas las razas. Duraron un mes y participaron 19 organizaciones.
 
En esta etapa militantes blancos derechistas que estaban perdiendo poder trataron de cambiar las reglas del juego. Llamaron a un referéndum para blancos en marzo de1992 "para decidir si deben continuar las negociaciones". El resultado fue del 68% para detener las negociaciones. Esto condujo a un desacuerdo en COSADE II en mayo de 1992. El Partido Nacional quería retener más poder en el Gobierno de transición además de la facultad de cambiar las reglas del Parlamento. En ese momento aumentó la disensión interna entre grupos étnicos y la rivalidad entre el partido de la libertad, Inkata (IFP), y la ANC.
 
En junio de 1992 en la masacre de Boipatong, 200 militantes de Inkata mataron a 45 personas por lo cual suspendieron COSADE II. Nelson Mandela acusó a la policía sudafricana de incitar a la violencia entre el ANC y el IFP y se retiró de las negociaciones.
 
La ANC participó de las peleas en las calles en una dramática ola de violencia. Otros incidentes violentos impactaron la negociación y sus resultados. La masacre de Bisho, del 7 de septiembre de 1992, con 29 civiles asesinados, llevó a Mandela y a De Klerk a reunirse nuevamente y continuar las negociaciones para poner fin a la violencia creciente.
 
Pesaban los desacuerdos sobre derechos de las minorías y sobre los derechos de propiedad de indemnización por delitos motivados políticamente. El gobierno de Klerk empujaba una transición de dos fases, la ANC propugnaba una sola. El líder del Partido Comunista sudafricano, Joe Slovo, ayudó al acuerdo bajo la "cláusula de la puesta del sol", que planteaba un gobierno de coalición durante los cinco años siguientes a la celebración de elecciones democráticas. Un Acta de entendimiento firmada el 26 de septiembre de 1992, allanó el camino para la nueva negociación que comenzó el 1 de abril de 1993 con base en la necesidad de acuerdo entre el ANC y el NP, se presionó a los otros grupos para el acuerdo y que no quedaran fuera de la negociación.
 
Mandela y De Klerk trabajaron con más fuerza conmovidos por el asesinato de Chris Hani, líder  del Partido Comunista  sudafricano considerado como el sucesor de Mandela.
 
El Foro Multipartidario debía decidir la mecánica del proceso de transición. En noviembre de 1993, se firmó una Constitución provisional y un Consejo Ejecutivo de transición fue creado para supervisar la organización de elecciones democráticas libres que tuvieron lugar el 26 y 27 de abril de 1994.
 
Sudáfrica surgió como una nueva nación, con una nueva bandera y un nuevo himno nacional. El Congreso Nacional Africano ganó más de 62% de los votos y el 10 de mayo de1994, Nelson Mandela juró como Presidente de Sudáfrica.

 

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