Incertidumbre electoral

La elección presidencial del 7 de octubre  será uno de los momentos más complejos de nuestra historia. No se requiere ser una analista muy perspicaz para darse cuenta de la profunda incertidumbre que existe entre los venezolanos con relación a ese proceso electoral. Nadie tiene certeza de lo que va a ocurrir ese día. Todos percibimos que existen riesgos, pero no nos atrevemos a denunciarlos por temor a las consecuencias que estos señalamientos pueden tener en el normal desarrollo de las elecciones. Estoy convencido de que es necesario empezar a discutir sobre esos riesgos. Las opiniones que se emitan deben ser lo más prudentes y objetivas posibles, pero no deben dejar de decir la verdad. Si lo hacemos de manera responsable se puede lograr construir los acuerdos mínimos necesarios, entre distintos sectores sociales, para superar esos peligros.

Una de las razones de esa incertidumbre es la total  falta  de credibilidad del Consejo Nacional Electoral. Esta circunstancia ha sido creada, de manera particular, por la actuación de Hugo Chávez. Nunca debió cometerse el error de designar unos rectores totalmente comprometidos con las fuerzas políticas en pugna y mucho menos que la opinión pública percibiera que el equilibrio entre los rectores es cuatro a favor del gobierno y uno a favor de la oposición. Este hecho se agrava aún más ante la debilidad demostrada por dicho organismo para impedir el abuso de poder que ha caracterizado la campaña electoral de Hugo Chávez Las consecuencias son más que claras: se ha roto totalmente el equilibrio natural que debe existir en una campaña electoral y el árbitro ha perdido totalmente su autoridad ante los actores políticos.

El segundo problema es la total polarización de la sociedad venezolana. Esta realidad es cada día más delicada, ya que el indiscutible fortalecimiento de la candidatura de Henrique Capriles y el natural cansancio de la figura de Hugo Chávez ha radicalizado aún más las posiciones políticas. Escuchar las altisonantes declaraciones de la diputada Blanca Eekhout muestra la gravedad de lo que estoy señalando. Decir que un hecho absolutamente menor como es el uso de una gorra es "una provocación y un llamado a la violencia y al golpe de Estado que lo que busca es desconocer el resultado electoral" y atreverse a señalar que la oposición prepara, con una potencia extranjera, una posible invasión a Venezuela es un verdadero despropósito que muestra que el chavismo   radical está decidido a no aceptar un adverso resultado electoral.

El tercer hecho, de una gravedad sin precedentes, ha sido el mensaje inconstitucional que Hugo Chávez ha venido enviando a la Fuerza Armada Bolivariana. Mantener que sus miembros son chavistas, que la oposición política es la antipatria, que sus dirigentes están en contubernio con potencias extranjeras y que su llegada al Gobierno comprometería la independencia nacional no solo es falso sino que crea en la opinión pública un ambiente desfavorable hacia las elecciones. El colmo es que esta absurda posición ha sido respaldada por algunos jefes militares que han sostenido que la Fuerza Armada solo aceptaría a Hugo Chávez como comandante en jefe. Por suerte, esa no es la manera de pensar de la gran mayoría de los cuadros militares, que están cansados de las injusticias que comete la camarilla militar comprometida con el régimen.

Los anteriores hechos son realidades objetivas que se nos presentan como verdaderas amenazas al proceso electoral. ¿Podremos los venezolanos superar esta compleja situación pacíficamente? Soy de los que creen que sí. Ciertamente que habrá dificultades. Las estamos viendo, pero al mismo tiempo se observa un conjunto de hechos que nos permiten ser optimistas. Uno de ellos es el fortalecimiento de la popularidad de Henrique Capriles.  Su última declaración sobre este tema es indicativa de esta verdad. Actualmente, ya lo reflejan algunas encuestas, el candidato de oposición tiene una mayor aceptación que Hugo Chávez. Esto es importante, pero no es lo decisivo. Lo verdaderamente trascendente es que ha empezado a crearse un sentimiento nacional que da como seguro el triunfo de Henrique Capriles.

Además, debemos tener confianza en el liderazgo de Henrique Capriles y en la capacidad de su comando de campaña. Alcanzar lo que se ha logrado hasta este momento es de tal importancia que debe fortalecer nuestra fe en sus decisiones. En una reciente entrevista a Henrique Capriles, ante el problema de la defensa del voto, respondió lo siguiente: "El día de las elecciones, el proceso depende de los que están ahí: de  los miembros de las mesas y de los testigos. Los venezolanos son los protagonistas del proceso electoral. Esa es la contraloría del proceso...Si tenemos más votos, lo dirán las actas, ganamos las elecciones. Si el CNE  quiere darle una patada a la mesa y decir que no acepta, eso es un golpe de Estado. ¿La Fuerza Armada va a aceptar eso? Soy de los que digo que no"... Esa es la verdad. A votar el 7 de octubre. Ese es  el único camino.