Si bien catorce años atrás el país estaba cansado de tanta corrupción e ineficiencia, fue Hugo Chávez Frías quien con su constancia y astucia supo capitalizar ese descontento abriéndoles una esperanza a muchos venezolanos quienes esperaban un cambio en el país.
En sus primeros años de gobierno, el Presidente mantuvo una alta popularidad. Muchos venezolanos aplaudían sus discursos antielitistas, contra los viejos sindicatos, contra las cúpulas podridas, contra los banqueros ladrones, contra las empresas extranjeras y contra los industriales acaparadores. Todo este discurso le vendía al pueblo una sensación de que por fin se estaba haciendo justicia en uno de los países más ricos del mundo.
¿Hasta qué punto el presidente Chávez dejó de ser un aliado del pueblo para convertirse en el enemigo número uno de éste?
Chávez dejó de ser un aliado del pueblo desde el mismo momento en que traicionó la confianza de este mismo. Chávez dejó de ser un aliado del pueblo cuando promovió a través de sus alocuciones el odio entre venezolanos. Chávez dejó de ser un aliado del pueblo desde el mismo momento en que permitió a la guerrilla colombiana entrar al país. Chávez dejó de ser un aliado del pueblo al armar a los grupos anárquicos para que ataquen a los medios de comunicación y a los micros poderes. Chávez dejó de ser un aliado del pueblo al no castigar la corrupción que tanto daño le ha hecho al país.
Pero no sólo a nivel nacional Chávez traicionó la confianza del pueblo. A nivel internacional, Chávez comenzó a realizar nuevas alianzas culturales y comerciales con países que aborrecen nuestra religión y nuestra forma de vida como son Iraq, Líbano, Palestina, Irán y Siria.
Con la globalización y las nuevas alianzas internacionales, el Presidente ha realizado cambios en la política internacional del país. Ahora somos amigos de los estados musulmanes que quieren destruir a Israel y a Estados Unidos. Pasamos de ser un país libre a componer el llamado eje del mal. Mientras nuestros viejos aliados se están preparando para atacar a Irán y así evitar que construyan armas atómicas que puedan caer en manos de grupos terroristas, el presidente Chávez anuncia a la prensa que Irán tiene el derecho de construir sus plantas atómicas.
En fin, el país se encuentra en un dilema. Cada día los líderes de los países considerados terroristas caen como soldaditos de plomo. La Primavera Árabe aún no termina. Países como Siria e Irán están en la mira de las naciones occidentales y con ellos sus amigos y conexiones terroristas. Si seguimos manteniendo a Chávez en el gobierno probablemente seremos los próximos. Al país, ya no le conviene Chávez. (El Universal)