De atletas, delegaciones y medallas

Finalizó la XXX Olimpíada, tercera que se ha celebrado en Londres. ¡Qué organización! ¡Cuánta belleza! y ¡Cuánta eficiencia! tanto de la ciudad organizadora como de la gran mayoría de los atletas que compitieron.

Para nosotros está muy claro que el Comité Olímpico Internacional privilegia la atención de la ciudad sede por encima del país al que pertenece, privilegia a los atletas por encima de su origen y tiene muy claro el escalafón de autoridades y personal necesario para lograr el mejor desempeño de los competidores.

Las autoridades olímpicas nacionales y los miembros de los gobiernos de los países tienen que prestar la mayor atención y revisar las actuaciones de todos y cada uno de los atletas, para establecer o modificar las políticas de estímulo y desarrollo de una actividad que es muy importante para la ciudadanía.

The Economist, es la prestigiosa revista que se edita desde septiembre de 1843 y presenta cada semana los mejores estudios que analizan las sociedades y sus economías.

En la edición correspondiente al 30 de julio la revista dedica amplio espacio y muchas neuronas para analizar el desempeño de los atletas originarios de los distintos países (los actuales y los que existieron en el pasado) con el fin de medir la relación entre el tamaño de las delegaciones concurrentes y la producción de medallas desde la primera olimpíada  hasta la número XXIX.

Solo han existido diez países (actuales o desaparecidos) que llegan a la destacada actuación de siete atletas o menos por cada medalla obtenida. La Alemania del Este que concurrió a cinco olimpíadas, tiene el mejor desempeño con 3,3 atletas enviados por cada medalla lograda. El cuadro de destacados lo integran la Unión Soviética también desaparecida (3,4), Estados Unidos de Norteamérica (4,1), Rusia (5,8), China (6,2), Etiopía (6,3), Las Indias Británicas del Oeste (6,5), Alemania (6,9) y la completan Hungría y Rumania con siete atletas enviados por cada medalla obtenida.

La prestigiosa revista coloca bajo el nombre de "inbetweeners", intermedios, a ciento doce países que obtuvieron eficiencias que se ubican entre 7,2 y 112,0 atletas asistentes por medalla lograda. En este numeroso grupo aparecen los atletas venezolanos que habían asistido, hasta la XXIX Olimpíada, a once eventos y habían logrado dieciséis medallas. La eficiencia lograda en esos eventos produjo un índice de 49,5 atletas por presea. Calificación que podemos ubicarla como media.

Ajustamos los valores de nuestros atletas agregando las actuaciones en Londres 2012 y el índice aumentó a 52,75 atletas seleccionados y enviados por cada medalla obtenida.

En el trabajo de The Economist aparecen ochenta y cuatro países que, hasta el evento de Beijing o Pekín, nunca obtuvieron una medalla.

Estos análisis y sus correspondientes cifras son el insumo imprescindible para que quienes tienen las responsabilidades organizativas: clubes, asociaciones, federaciones, Comité Olímpico Venezolano y las autoridades públicas del deporte, dediquen tiempo e inteligencia a lograr dos objetivos: en primer lugar se debe perseguir la masificación de la práctica de los deportes, para esto, es imprescindible la conexión y evolución de las disciplinas adecuadas desde los primeros pasos de la educación hasta que las universidades se sientan orgullosas de tener los mejores equipos de cada deporte. Esto solo se logra si los establecimientos educativos tienen los campos deportivos y los entrenadores que los conduzcan a esa aspirada situación. Y en segundo lugar, que las acciones que se adelanten durante los próximos cuatro años, permitan llevar a Río de Janeiro a una delegación que nos haga explotar de orgullo a todos los venezolanos.

El deporte es una actividad muy seria y tiene como ventaja que desarrolla cuerpos y mentes sanas. Aleja a la juventud de vicios y delitos y conforma una sociedad respetuosa de normas, de personas y muy importante, de sus competidores, activos todos que pensamos deseables para una Venezuela mejor. (El Universal)