Gobiernos que dejaron huella en el deporte

1. Siendo un país que avanza en su desarrollo merced a la actividad del sector privado deberíamos configurar, en este mismo sector, una entidad dedicada al análisis e investigación del impacto geopolítico generado por la potencialidad del Perú en el S. XXI, con metas específicas por alcanzar en los próximos años de este siglo, monitoreadas por sucesivas generaciones de talentosos profesionales que se vayan incorporando.

La propuesta se basa en normas de la civilización occidental opuestas al marxismo de cualquier tipo, además de los requerimientos para el desempeño del Perú, principalmente en la cuenca del Pacífico.

2. Es sintomático en nuestra historia que sean gobiernos de perfil y carácter fuerte los que dejen huella. Ocurre también en el deporte, pues desde la década de 1930 (Benavides) salieron generaciones de triunfadores. Se acentuó en la década de 1950 (Odría). Todo ello lo mutiló el gobierno militar socialista de Velasco (1968-1974).

Los civiles que gobernaron desde 1980 no hicieron nada por fomentar la formación deportiva, no es que antes se involucrasen demasiado, muchos de nuestros deportistas campeones lo hacían con el peculio familiar, pero es cierto que los colegios (privados y estatales) contaban con profesores de educación física y premilitar suprimidos por Velasco, junto con el curso de educación cívica. Ese gobierno fue nido de jóvenes marxistas comunistas y caviares que le aconsejaron tamaño despropósito para minar el espíritu marcial del adolescente.

Recuerdo siendo niño que en 1947 ó 1948 fuimos campeones bolivarianos (viejo estadio Nacional de madera). Corrían Julia Sánchez, Gerardo Salazar, Santiago Ferrando. La vigencia de ciclistas como Hernán Llerena y atletas como Ganoza (garrocha) Consiglieri, Hans Illman (jabalina) Julve, Edwin Vásquez (oro en Londres 1948–pistola) y el Club Revólver (Rímac) con su torneo Gildemeister y tantos otros. Varios de ellos volcaron su experiencia en colegios, siendo profesores de educación física, porque los atletas (como en otras actividades humanas) no nacen por generación espontánea.

Más adelante el gobierno de Odría impulsó competencias interescolares (colegios privados y su máxima creación, las grandes unidades escolares, que los huachafos de ahora llaman “colegios emblemáticos”), de donde salieron las generaciones de futbolistas para los mundiales de México 70, Argentina 78 y España 82.

Las chicas voleibolistas de Akira Kato, cuya influencia duró hasta nuestras subcampeonas olímpicas (década 1980), o nadadores (Merino, Villarán, Modenesi, Risso) que al principio de los 50 vencían a brasileños y argentinos. Edith Noeding, Acevedo, Choco Vivanco, Johnny Bello (maltratado actualmente en su academia de Surco), Huarcaya, los Duarte y basquetbolistas juveniles incorporados gratuitamente como socios de grandes clubes para las competencias respectivas. La recata fila de boxeadores, encabezados por Mauro Mina, Murakami, Germán Effio (todos los viernes había peleas en el coliseo de Breña).

Le preguntaría a cualquier autoridad deportiva si recuerdan la existencia de clubes de boxeo (como el Baldomero Aspíllaga), el torneo “Guantes de oro”, donde compartían el cuáquer con agua jóvenes deportistas de todas las razas, o quiénes eran los entrenadores Rosendo Huerta, Cabezón Valdés, Peñalosa, o los boxeadores internacionales Alex Rely, Bon Bon Coronado, Antonio Frontado. Seguramente se quedarían en la luna de Paita.

Publicado el 20 de agosto de 2012 en el diario La Razón.