La corajuda posición del presidente Correa en el caso Assange, ha callado las voces de la derecha latinoamericana incluyendo a su variante criolla la Derecha Bruta y Achorada, admiradora de la Thatcher y de los dos Bush, y que estima que no hay otra línea de conducta a seguir ante las grandes potencias, que la de bajar la cabeza.
Ya sabemos que su director emblemático hizo un barullo por el asunto de la fragata británica que venía de Las Malvinas y a la que la Cancillería le retiró el permiso para reabastecerse en un puerto peruano para mantener, aunque fuera a media caña, la línea de solidaridad anticolonial con la Argentina, pero ahora el mismísimo AMB ha tenido que reconocer que la persecución por acoso sexual que viene de Suecia es risible, lo que no quita que Londres pueda terminar olvidando el mundo en el que vive y creer que todavía es dueño del mundo, lo que supone que no puede dejarse desafiar por un paisito como Ecuador.
Para eso, Alditus se desgañita en viejas normas con las que los ingleses pretenden vivir al margen de los principios de inmunidad diplomática y antecedentes sobre la embajada de Irán en Londres.
¿Podría darse el caso que el gobierno tory de Inglaterra decida irrumpir en la embajada de Ecuador para dilucidar quién manda acá, como si las denuncias de dos mujeres que dicen que Assange no usó condón cuando tuvo sexo con ellas, merecieran una segunda guerra contra una nación latinoamericana y una reubicación de nuestros países en el eje del mal contra el que pelean el eje Washington-Londres, y al que se suma la OTAN?
Parece difícil, pero en lenguaje bruto y achorado esto estaría avalado en alguna forma de legalidad local del viejo imperio, contra la legalidad internacional, y es posible que en el gobierno de la isla haya quienes piensen igual, es decir, midiendo el riesgo de permitir que La Victoria del fundador de Wikileaks sea también la de la pequeña nación versus el gigante decadente, pero gigante al fin.
Por eso, además, el caso de la embajada sitiada en Londres es mucho más que lo que fue el tema de los destapes de comunicaciones del gobierno yanqui, sus diplomáticos y sus grandes empresas, donde se hizo evidente la brutal hipocresía de los que gobiernan el mundo.
Ahora ya no estamos discutiendo solo de libertad de información y expresión frente a secretos de los Estados, sino de relaciones desiguales entre diversos países igualmente soberanos y miembros de la ONU. Correa no ha retrocedido ante el riesgo de represalias y esto hace crecer su figura como la de uno de los principales líderes de una nueva América Latina.
Que Ecuador le ponga limpiamente la Música a Brasil y México, que no han podido menos que mostrar su respaldo ante la amenaza de agresión, es otro dato clave de esta crisis, en la que Quito no aparece haciendo el juego de otro, sino el suyo propio, y en la que, a diferencia de otras veces, un país como el nuestro desborda el marco regional para convertirse en actor de una disputa global en la que un australiano, perseguido por ingleses y suecos, por encargo de los Estados Unidos, concluye siendo asilado y protegido de una América india orgullosa de ponerle un alto a todos los imperialismos que aún funcionan sobre la Tierra (Con información del diario La Primera).