¿Teme Chávez a un debate electoral?

En todos los países con vocación democrática es normal que los aspirantes a la presidencia se vean las caras en un debate, donde los electores puedan contrastar sus posiciones e ideas. Desde la campaña que enfrentó a Nixon y Kennedy en 1960, estos debates son televisados en vivo y han resultado decisivos en los resultados.

La historia reciente registra estos eventos en países tan disímiles como México, España, Egipto y Francia. En la era de Twitter y las redes sociales, se miden además en tiempo real las reacciones del público. Por lo que el famoso cotillón postdebate sobre quién ganó y quién perdió, se hace en tiempo real.

Durante las primarias, los candidatos de la Unidad se vieron las caras en 4 oportunidades en diversos debates organizados por distintos entes y medios.

Cuando llegamos al ecuador de la campaña presidencial no hay ningún signo de que un encuentro similar pueda ocurrir entre quien aspira a la reelección y el candidato de la Unidad.

Chávez se ha dedicado a trivializar la confrontación apelando a los adjetivos e induciendo que la opinión pública se concentre en temas tan banales como una gorra. El "águila que no caza moscas" -como se ha autodefinido Chávez en otras oportunidades- pareciera no creer que su oponente esté a su altura de un debate abierto sobre las necesidades del país.

Un argumento contrario esgrimió hace unos años para escurrir el encuentro con Vargas Llosa -a quien primero provocó- para discutir sobre posiciones ideológicas, aduciendo que "era un simple soldado".

Quizás lo más cercano que ha estado el Presidente a un debate ocurrió en la Asamblea Nacional, cuando la diputada María Corina Machado le espetó la frase: "Expropiar, es robar".

Con sólo esa oración, la precandidata subió varios puntos en las preferencias del público y su punzante observación no pudo ser borrada por las horas y horas de discurso que dio el Presidente, ni por su intento de hacerse el irrespetado.

El hombre que una vez logró un inmenso capital político con un "Por ahora" bien dicho, sabe que una frase acertada sobre la realidad podría desmoronar un castillo. ¿Estará dispuesto a correr ese riesgo? Pareciera que no...