No se entiende cómo ni por qué un Presidente que tiene formación militar, ha servido en la zona, conoce los problemas y deficiencias de su institución y además es consciente del grave daño que estos delincuentes le causan al país (pero sobre todo a las fuerzas del orden y a sus familias por el incesante numero de víctimas que caen abatidas todas las semanas) no hace algo más efectivo y contundente para acabar de una buena vez con el narcoterrorismo en el VRAE.
Se habla de remanentes de Sendero. ¡Falso! La lucha ideológica contra Sendero la ganó la historia moderna y el paso del tiempo la enterró y la lucha política se acabó con la caída de todos los líderes de la banda terrorista. Lo que existe es un muy bien organizado cártel de narcotraficantes con numerosos y poderosos socios en el poder tanto empresarial como político que mantienen la zona bajo su control y que cuentan con la protección armada de los exsenderistas ahora mercenarios mientras los gobiernos de turno miran hacia otro lado y dejan que los millones de narco-dólares que ingresan a nuestra economía sigan financiando el crecimiento mágico del que gozamos desde hace años.
Todo esto para satisfacción y rédito político de los gobernantes quienes gozan de bonanza económica y por ende apoyo popular y mayor regocijo aún para los poderosos que se benefician con este sucio negocio ya sea exportando la droga o blanqueando los capitales provenientes de la misma. Unos y otros son narcos, asesinos y delincuentes y algún día irán a la cárcel se llamen como se llamen.
Publicado el 24 de agosto de 2012 en el diario La Razón.