Banner Tuvivienda
Sábado 17 de mayo 2025   |   Contáctenos
REDES SOCIALES
Viernes 24 de agosto 2012

PRD: el conflicto pendiente

Por: José Antonio Crespo
PRD: el conflicto pendiente
Foto: aztecanoticias.com.mx

Adiós a María de las Heras

Muchos de quienes queríamos que la izquierda llegara al poder en esta ocasión –como hubiera sido lo normal antes de que el PRI retornara a Los Pinos– considerábamos que eso no sería posible si su candidato era Andrés Manuel López Obrador, pues sus teatralizaciones a partir de 2006 le habían alejado los suficientes electores independientes como para ganar en 2012. Así ocurrió, si bien los obradoristas prefieren seguirse autoengañando con el presunto triunfo de su abanderado (“siempre gana”) y el consabido magno fraude (“pero siempre le roban la elección”). Mientras la izquierda mantenga ese axioma como incuestionable, sin importar lo que diga la realidad (“peor para ella”), seguirá desperdiciando cuanta oportunidad tenga de alcanzar el poder nacional. Pues a partir de ese axioma no hay ninguna revisión de fondo que hacer, ni hace falta corregir errores que no se cometieron (“el candidato nunca se equivoca”). En consecuencia, seguirá tropezando con las mismas piedras una y otra vez.

Es probable que el Trife de-seche la solicitud de invalidar la elección y que en consecuencia López Obrador descalifique a los magistrados como vendidos a Peña Nieto (por lo visto, prácticamente todo el país se vendió a ese candidato). Lo que está pendiente es ver cómo reaccionará la izquierda no obradorista. Si lo hace como en 2006, se automarginará pese a ser (unida) la segunda fuerza legislativa, además de no hacer las rectificaciones necesarias para aspirar seriamente al poder en 2018. Lo que podría hacer las cosas distintas son dos variables: A) a diferencia de 2006, en esta ocasión la distancia entre punteros fue holgada (14 veces más de votos que hace seis años). Es más difícil sostener contra viento y marea la tesis de un fraude determinante en el resultado. B) Marcelo Ebrard ya no tiene margen para seguir bajo la directriz de su mentor. Todavía el año pasado decidió hacerse a un lado de la candidatura presidencial, ante la decisión de López Obrador de ir por la ruptura antes que ceder el lugar a quien tenía mejores posibilidades de ganar (y por eso frustró también la coalición PAN-PRD en el Estado de México, que bien pudo darle un golpe letal a Peña Nieto). Tiene Ebrard que deslindarse para buscar el liderazgo del PRD y su eventual transformación en un partido más democrático, moderno y, por ende, con mayores probabilidades de triunfo.

La Declaración Política de Guerrero, signada la semana pasada, parece adelantar la aceptación legal del fallo del Tribunal y el consecuente reconocimiento del ganador, así sea bajo protesta. Falta por ver, desde luego, si dicha posición se confirma cuando el Tribunal presente el dictamen final, y quiénes dentro de la izquierda lo acatan. El PT y Movimiento Ciudadano se han caracterizado por su cercanía y respaldo incondicional a López Obrador (y vaya que les ha sido redituable). Habrá qué ver si de verdad marcan distancia respecto de su líder. De no ser así, la coalición se romperá en el Congreso y perderá fuerza legislativa. Y habrá que ver también la reacción de los obradoristas ante el intento de Ebrard de retomar el liderazgo del PRD, pues es evidente que López Obrador lo último que hará mientras pueda evitarlo, es retirarse políticamente. Su impugnación tiene prioritariamente el propósito de seguir vigente y, probablemente, intentar su tercera candidatura (en lo que parece perfilarse como una regla no escrita en ese partido). Gusta citar a la izquierda el caso de Ignacio Lula Da Silva para justificar una intentona tras otra del mismo abanderado, pero cabe recordar que Lula sí reconocía sus derrotas, lo que le permitió allegarse poco a poco el apoyo de los electores independientes. Con López Obrador ocurre a la inversa. El equivalente de su investidura como Presidente Legítimo en 2006, que le hizo perder seriedad como estadista, parece ser ahora la presentación –como pruebas irrefutables de la compra masiva de votos– de un puñado de chivos, patos y guajolotes ante las autoridades electorales, así como utilitarios que todos los partidos, lícitamente, regalan en sus mítines.

López Obrador logró hacer a un lado a Cárdenas en 2006 (pues el ingeniero de buena gana hubiera sido candidato otra vez). Falta por  ver si Marcelo o alguien más logra lo mismo en 2018. Por lo pronto, habrá que ver el costo que todo esto implicará al PRD en términos de nuevas divisiones (con las endémicas acusaciones de traición), de votos y curules (como en 2009, cuando cayó a un lejano tercer sitio).

Nota publicada en periodicocorreo.com.mx

TAGS: PRD, Mexico
Participa:
Valorar
Cargando...
COMENTARIOS
0 comentarios
2018 Grupo Generaccion . Todos los derechos reservados    |  
Desarrollo Web: Luis A. Canaza Alfaro    |    
Editor de fotografía: Cesar Augusto Revilla Chihuan