El deplorable estado del Hospital Militar peruano

Hace algunas semanas el suscrito tuvo la oportunidad de ingresar al Hospital Militar y fue realmente denigrante ver que un nosocomio tan importante como ése, opere bajo esas deplorables condiciones.

Cada año que transcurre, el hospital está cada vez peor. En estos últimos 10 años nunca se vio –por parte de los gobiernos– un real interés o preocupación en ofrecer a la familia militar un servicio de salud de calidad, a pesar de que éste depende la recuperación y la vida de todos ellos. ¿Qué tal paradoja, verdad? Por ejemplo, cómo entender que un militar tenga que esperar alrededor de un mes para ser atendido mediante una cita. Cómo puede un médico dar un óptimo diagnóstico o tener una intervención quirúrgica exitosa teniendo consigo equipos médicos semiobsoletos. ¿Es humano- –por no decir homicida– que un nosocomio militar carezca varias veces de insumos (medicinas y demás) para los pacientes de diálisis, siendo éstos primordiales para la sesión y puedan ellos seguir con vida?

Asimismo, por un tema de salubridad del paciente, cómo puede ser posible que una sala de operaciones tenga sus paredes rajadas, o pelándose a pedazos. O que la mayoría de consultorios tengan las puertas rajadas, con manijas oxidadas, y/o con huecos en sus ventanas. ¿Es eso digno?

Bajo esas condiciones se le trata a quien pone o puso la cara y la vida en defensa de nuestra soberanía. Los errores del pasado no justifican los del presente; es hora de que alguien ponga el pecho por la salud de nuestras fuerzas militares.

Publicado el 24 de agosto de 2012 en el diario La Razón.