La Compañía de Jesús y el obispo emérito (jubilado) Luis Bambarén, s.j. en forma irreverente y equivocada criticaron públicamente en sendas cartas, la decisión del Vaticano sobre la ex PUCP.
El Papa Benedicto XVI reiteró abiertamente (antes lo había hecho el beato Juan Pablo II) a los jesuitas obediencia al Vicario de Cristo y fidelidad a la doctrina católica en su integridad y los instó a que el objetivo de sus actividades no sea “ambiguo u oscuro”, a tal punto que los jesuitas piden perdón por las veces en que les ha faltado prudencia o fidelidad en el servicio de la Iglesia.
Como “por sus obras los conoceréis”, vemos que el arrepentimiento ha sido banal y farisaico.
En el caso del obispo rojo Bambarén, él ha sacado a relucir su resentimiento nada cristiano que tiene al Cardenal Juan Luis Cipriani y a la Prelatura del Opus Dei. En su carta a monseñor Piñeiro, presidente de la Conferencia Episcopal, hay numerosas incoherencias, presumiblemente debido a su avanzada edad y revanchismo.
Bambarén perdió el cardenalato ante Cipriani. De ahí su encono. Fue el beato Juan Pablo II quien lo creó cardenal, porque vio en monseñor Cipriani su sencillez, correcta doctrina y servicio a la Iglesia.
El accionar de Bambarén es deplorable, provocado por la envidia, que “es mil veces más terrible que el hambre, porque es hambre espiritual”, como diría Unamuno. Necesita que El Vaticano lo llame a Roma para que realice un largo retiro espiritual, porque requiere un real acercamiento a Dios.
*Periodista. Miembro de la Prensa Extranjera. Analista internacional.
Publicado en el diario La Razón, de Lima-Perú, el 29 de agosto de 2012.