[Neil Armstrong] El día de la luna

Debe ser algo generacional, pero para quienes fuimos niños en los 70’s, Neil Armstrong siempre fue el gran super héroe, y no de fantasía sino real. Por eso muchos sentimos que su muerte clausura definitivamente nuestra infancia, y a la vez una época romántica e inocente, cuando la exploración del espacio nos dejaba boquiabiertos, y los viajes de los “Apolos” eran grandes hazañas.

Yo era muy pequeño, pero jamás olvidaré ese día de julio de 1969 en que vi el primer alunizaje, en vivo y en directo. Pocos días antes habíamos comprado un televisor marca Philco de 20 pulgadas, obviamente en blanco y negro, que para mí sería el objeto más importante en casa durante los siguientes años (pero esa es otra historia).

La imagen no era muy nítida -debe haber sido una de las primeras transmisiones globales en vivo y en directo, hay que preguntarle a Fernando Vivas- ¡pero era desde la Luna!  Armstrong bajó de la nave.

Flotaba liviano a pesar de su aparatoso traje. Luego bajó Aldrin, los dos se pusieron a caminar en saltitos unos minutos, plantaron la bandera gringa… y yo esperaba que baje Collins, el tercer astronauta.  Nunca bajó, y toda mi infancia me pregunté cómo era posible que, habiendo llegado a la Luna, alguien se haya quedado con las ganas de dar un paseo.  Ese día mágico, la ciencia ficción se convirtió en realidad.

Quizá sea nostalgia idealizada, ¿y qué? Soy uno de los afortunados de mediana edad que alcanzaron a ver en vivo ese paso “pequeño para el hombre, pero gigantesco para la humanidad”. Nosotros no necesitamos a Superman: tuvimos a Neil Armstrong.  Y sabemos que hoy está dando saltitos en la Luna sin que nadie le diga que ya es hora de volver a casa. Gracias por tanto (Con información del diario La República).