Chávez soy yo

Globovisión muchas veces sorprende al extraer en su programación detalles de la cotidianidad política nacional que resultan insólitos. Los micros "Ud. lo vio" y "Aunque Ud. no lo crea" suelen generar esa mezcla de perplejidad, simpatía e indignación al retratar las contradicciones del poder y sus voceros.

Recientemente el canal de noticias ha puesto a rotar una pieza donde se resalta el "yoísmo" presidencial. Lo titularon "Chávez soy yo" y reza una retahíla de frases como  "Yo pienso, yo dije, yo decidí... yo, yo, yo". Este documento sintetiza en 46 segundos una de las características más criticadas del presidente Chávez: el personalismo.

Basar las políticas de Estado y  la acción de los entes públicos en sus propias creencias, preferencias o caprichos, sin tomar en consideración la pluralidad de posiciones, es un signo distintivo de los autócratas. Y aunque el presidente Chávez ha negado siempre tal calificativo, dibujándose como un emisario del pueblo, su actuación en muchos temas pareciese ratificar ese rasgo.

Por ejemplo, la decisión de lanzar a Ameliach en Carabobo, mientras sus seguidores coreaban el nombre de un dirigente local alternativo; la negativa (recientemente levantada) a discutir contratos colectivos en Sidor y en otros entes; la encarcelación de la juez María Luisa Afiuni, son sólo algunos de los temas que tienen la rúbrica explicita del primer mandatario nacional.

En su estilo personalísimo, Chávez ha sabido además crear una estructura de poder donde hasta los gestos cotidianos de la administración pública se le deben agradecer a él. Basta con escuchar por unos minutos cada intervención del vicepresidente Elías Jaua, quien suele rematar cada oración con la frase: "gracias a nuestro comandante presidente que nos pidió" ejecutar tal cosa o tal otra.

Pocas veces ha sido reconocido por el régimen o sus voceros, pero seguramente son estos micros los que más irritan al poder de todo lo que transmite Globovisión, no sólo por lo agudo de sus contenidos sino porque son reiterados varias veces al día. Y porque tienen -casi siempre- un alto nivel de verdad. (El Universal)