Ser Feliz: es más Simple de lo que parece!

Si eres de los que creen que este mundo “no tiene remedio”, estoy aquí para recordarte que todo puede ser distinto, dependiendo de lo que hagas, de lo que cada uno de nosotros hagamos. Puedes quedarte con el pesimismo, la queja o la desesperanza, repartiendo negatividad y contagiando a cada persona con la que te cruzas tu ánimo destructivo… o puedes comenzar a tomar parte en iniciativas más positivas. Puedes alegrarle el día a mucha gente si te concentras en ofrecer aliento, confianza, apoyo, estímulo y amor, en lugar de quejas y victimismo.

Puedes aducir que con la primera actitud simplemente pretendes ser “realista”. Pero cierto es que, haciendo lo segundo, empezarás a CAMBIAR ESA REALIDAD, en una mejor, más positiva. ¿Y qué es acaso más provechoso: quejarte y continuar igual… o CAMBIAR?

Podemos hacer que todas esas personas con las que nos encontramos tengan un día más feliz si compartimos con ellas lo bueno que tenemos, y eso generará que a su vez repartan eso bueno que obtuvieron de nosotros con quienes tienen cerca. Sin darnos cuenta, estaremos generando una cadena.

Lo hacemos a diario de manera negativa: cada vez que nos encontramos con alguien en la calle, en la peluquería, en el trabajo, en un café, para compartir el almuerzo o la cena, la conversación es la misma: quejas, chismes, críticas, amargura, negatividad…

Podemos ver los resultados: así estamos, sin ánimos, sin energías, sin propósitos… sin amigos. Sí! porque a la gente no le gusta encontrarse con aquellos que le tiran el ánimo abajo con las “realidades” de cada día, y, a menos que sean de los que quieren permanecer dentro del pozo… tarde o temprano, terminarán alejándose, en busca de mejores cosas en las que enfocarse.

Podemos probar qué ocurre si cambiamos esto: ¿Qué sucede si utilizamos nuestro Poder  para el bien en lugar de para el mal?
Les propongo el desafío de descubrirlo!!!
No hace falta mucho, a veces, basta con ofrecer un saludo amable en lugar de un ladrido, con regalar una sonrisa, una flor, un abrazo, un “gracias”, un “te quiero”; interesarnos por los demás, por sus sueños, sus necesidades, sus anhelos, y ver si acaso somos capaces de ayudarles a ir en pos de ellos.

A menudo nos sentimos internamente débiles y pobres, y por eso renegamos de todo lo que nos rodea, convirtiendo la “realidad” en una constante amenaza. Pero también a menudo sucede que aparece alguien a quien podemos ayudar, y entonces toda nuestra pobreza y nuestra debilidad se disuelven; nuestra energía se enfoca en positivo y por unos instantes, nos olvidamos de “lo mal que está el mundo” y de nuestros propios problemas, y somos capaces de cosas que habíamos creído imposibles… CAMBIAR NUESTRO ESTADO DE ANIMO, es apenas la primera.

Voy a contarte algo: si crees que no vales nada, es porque nunca probaste de ayudar a alguien más. La mejor cura para la baja autoestima y el camino más rápido a la felicidad se encuentran en el SERVICIO.

Cuando te concentras en una buena causa, te conviertes en una buena persona, pero lo que es más importante: la que cambia es TU VISION  acerca de ti mismo, de tu poder personal, y con esto, tu visión acerca DE TODO.

Tengo un dato que deseo compartirte al respecto. Cuando las cosas se nos tornan complicadas, solemos preguntarnos “¿Por qué estoy aquí?” “¿Por qué me pasa esto?”
¿Sabías que podemos cambiarlo todo, modificando simplemente esta pregunta? Cambiando el “POR QUE?”  en “PARA QUE?”

Preguntándonos: “¿Para qué estoy aquí?” “¿Para qué sucede esto?”

Si nos preguntamos “para qué” estamos dando por sentado que existe “ALGO” que podemos hacer. Y puesto que SIEMPRE existe algo bueno que podemos hacer, nuestra sensación de victimismo o de impotencia quedan depuestas bajo la luz de una nueva percepción que nos llena de PODER!

Por eso digo que ser felices es en realidad, muy simple. La clave para nuestra felicidad no está en lo externo, no está tanto en lo que “recibimos del mundo”, como en lo que nosotros nos sentimos capaces de DAR, y esto se expande a todos los aspectos de la vida: a la amistad, a la pareja, a la paternidad e incluso a nuestro ámbito laboral. Siempre que “esperemos de los demás” tendremos huecos, siempre que “demos” estaremos GENERANDO AMOR. Y ese amor autogenerado, nos nutrirá PRIMERO A NOSOTROS, otorgándonos inmensos regalos: una mejor autoconfianza, una actitud más positiva y solidaria, mayor paz interior, más éxitos diarios y mejores relaciones, como mínimo!

Cuando descubrimos la gran felicidad de DAR NUESTRO AMOR, no existe nada que pueda detenernos y comenzamos a darnos cuenta de que es posible mejorar aunque más no sea, la porción que habitamos en este inmenso mundo!

Luciana Cámpora, autora
www.lucianacampora.com
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