Hace poco terminó su carrera profesional en la universidad. A pesar de su juventud Mario Hart se ha convertido en uno de los deportistas que está pasando por una importante etapa de su vida. Le va muy bien en el automovilismo y lo mismo podríamos decir en su faceta mediática. Sin embargo, él toma las cosas con calma y con la humildad de un chico bien educado y que respeta sobre todas las cosas a la familia, pilar de cualquier sociedad.
Su recargada agenda en las pistas de competencia y en los sets de televisión no han sido excusas para no priorizar en su tiempo algo fundamental en el ser humano: el servicio y la ayuda que debemos brindar a los más necesitados en nuestro país, que sufren una serie de carencias y lamentablemente los niños son los que cargan con el peso de la desidia de las autoridades de turno.
Mucha gente se esfuerza por ellos y existen instituciones privadas sin fines de lucro y con personas que invierten su valioso tiempo en los pequeños para que tengan una infancia digna que cada uno de ellos se lo merecen no por caridad, sino porque la Constitución de la República del Perú y la afiliación del país como miembro de la UNICEF y de la UNESCO lo obligan a cumplir con las leyes y con los compromisos asumidos internacionalmente.
Actual Embajador de ‘Fe y Alegría’, de ‘La Sociedad Peruana de Síndrome de Down’ no es suficiente para él y ahora también aceptó ser parte de la campaña de ‘La Liga Peruana de Lucha Contra El Cáncer’. “La vida me ha dado mucho, quizás demasiado y no puedo ser indiferente con los niños de mi país. Mis padres me enseñaron algo que nunca me olvido. Un país será grande cuando las familias cumplan su rol en la sociedad y parte de ese rol es amar a tu prójimo, más aún si es un niño el que sufre”.
Su juventud y vitalidad le permiten no sólo hacer lo que le gusta como un profesional, sino regalar su tiempo libre a los pequeños, a los niños. Ojalá que tuviéramos miles de compatriotas conscientes que somos una sociedad que debe desarrollarse al unísono y no velar solamente por el bienestar de los que nos rodean. Ojalá que algún día el Perú sea un país libre de pobreza, libre de niños olvidados. Si nuestras autoridades no logran cumplir esta misión nosotros somos los indicados para trabajar en el progreso.
Me enorgullece formar parte de la familia de los Hart, grandes de corazón y que nunca se niegan a colaborar desinteresadamente con sus compatriotas. Pecando de infidente el Puericultorio Pérez Araníbar también recibió un importante donativo económico de ellos. Algo que aprendí de mis ancestros alemanes: “una gran nación es la suma de grandes familias que protegen a sus compatriotas que sufren”.