Se anuncia que el gobierno levantaría el régimen de excepción en Cajamarca. Esta medida ha sido comentada favorablemente por quienes aspiran a obtener una solución en el conflicto minero Conga, que se encuentra en stand by, a la espera de que prosiga el diálogo de los sacerdotes facilitadores Cabrejos y Garatea con los representantes de Cajamarca.
La medida del ejecutivo tendría un efecto positivo en las negociaciones. Al respecto, Jaime Delgado, vocero de Gana Perú, afirmó que tras el fin del estado de emergencia en Cajamarca, ha llegado el momento de retomar el diálogo que permita darle una solución al conflicto a raíz del proyecto Conga.
Es oportuno recordar que al término de la pasada reunión con los facilitadores, el presidente de la región Cajamarca, Gregorio Santos, declaró que “ha sido una reunión muy fructífera, (…) para los hermanos el campo, dirigentes, porque han sido escuchados”. Se refería a la presencia de los facilitadores en el conflicto Conga, los padres Miguel Cabrejos y Gastón Garatea.
La autoridad regional dijo que “comienzan a recuperar la confianza de nuestros campesinos, que desean ser escuchados, que tienen sed de pan y de justicia”. Entonces, el presidente regional pidió que llevaran al presidente Humala las opiniones de los ronderos, quechuahablantes, hermanos de todas las religiones, delegados, alcaldes distritales y provinciales.
Sin embargo, el Ejecutivo decidió no levantar el estado de excepción, lo que motivó la airada protesta de Gregorio Santos, que expresó su intención de no continuar en el diálogo mientras el gobierno no dispusiera levantar el estado de emergencia. Después de varias semanas de intenso cambio de opiniones de las diversas partes del conflicto, el gobierno decide no prorrogar el estado de excepción.
Se inicia una nueva etapa para Cajamarca. En su oportunidad, el presidente Humala expresó su confianza en la labor de Garatea y Cabrejos como facilitadores del diálogo sobre el proyecto Conga. “Yo creo que no hay que apresurarlos, estamos dejando las cosas a los facilitadores, dejemos que hagan su trabajo”, dijo el jefe de Estado peruano.
Una reflexión apropiada si se tiene en cuenta que el conflicto Conga no se ha producido en el gobierno de Humala, sino que es el resultado de muchos años de abuso y marginación que el Estado nunca intentó resolver con justicia. Expresó el presidente Humala una confesión en alta voz: “ya no hay confianza ni en el presidente, ni en el Estado, ni en las autoridades regionales o provinciales. Hoy pido que retomemos un pacto de confianza”.
Visiblemente emocionado reclamó una nueva oportunidad para hacerse “confiable”. “Quiero que me abran el corazón para poder demostrar que somos diferentes”, dijo. Estas declaraciones del Jefe de Estado produjeron un efecto positivo en el proceso de facilitación del conflicto social Conga, que llevan a cabo los sacerdotes Cabrejos y Garatea en Cajamarca.
La voluntad de cooperación es una de las formas ideales de abordar conflictos sociales, porque se trata de que ambas partes resulten ganadores (Gana-gana). Se busca conseguir los objetivos propios sin dañar la relación con la otra parte. La cooperación intenta que tanto el fin como los medios sean coherentes.
Cooperar es incrementar las posibilidades de obtener lo que deseamos y que la otra parte también lo obtenga. Alcanzar la cooperación plena es muy difícil, pero es importante que una parte sienta que se debe cooperar para que la otra parte exprese su voluntad de llegar a un acuerdo.
El Perú es un país proveedor de materias primas y con más de 10 millones de personas en situación de pobreza, a pesar de su crecimiento económico. Los conflictos sociales provienen de las necesidades insatisfechas durante muchos años. Existen muchos pueblos por donde nunca ha llegado el Estado.
Las demandas a veces pasan de padres a hijos. Si hablamos con criterio estructural, se trata de un abandono de casi 400 años. No solo se ha perdido la confianza sino la voluntad de tener confianza. (“Hay ganas de no tener ganas”) Este es el gran conflicto histórico que aún no se puede resolver.
En esa ocasión, el padre Garatea, dijo: “Estamos mirando cómo hacer para que conversen. Esto no es fácil; es difícil, dificilísimo. Esto es un problema de un año me imagino yo”, En Cajamarca “hubo mucha mentira en el pasado, por eso la gente no está dispuesta a soportar más mentiras”, y explicó que “el rechazo al proyecto se debe al temor de la población cajamarquina a la contaminación del agua”. Los cajamarquinos piensan que los gobiernos pasan pero el agua queda.
Reflexionó que sería preocupante que en el Perú nadie sintiera ganas de protestar. Lo que se debe evitar es la violencia. Una clase magistral de resolución de conflictos sociales, que ahora vuelve a tener el marco ideal del ejercicio de los derechos constitucionales, que deben ser honrados con el reinicio del diálogo con buena fe y voluntad de conciliar posiciones.