Está en debate el “NEGACIONISMO”, proyecto de ley que peligrosamente convierte en delito el negar los crímines del terrorismo. Los peruanos no aprendemos, siempre esperamos que nos “reviente la bomba” en la cara para darnos cuenta de lo que es evidente. Es evidente que nunca la primera historia de una guerra se ha escrito, en conjunto, por los ganadores y los perdedores y siempre, para escribir la segunda –es decir la verdadera– se ha esperado que el tiempo borre las pasiones que ella creó.
En el Perú hemos permitido que se escriba, con el nombre de “Informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación” una historia escrita con la participación de un conjunto variopinto de personajes dentro de los que se encontraban algunos que, por decir lo menos, no rechazaron, ni rechazan con determinación los crímenes cometidos por los terroristas y tampoco se identificaron, ni se identifican totalmente con quienes ganaron la “guerra” es decir, con nuestras FFAA. Lo anterior ha permitido que a muchos jóvenes que no conocieron la verdad por no haber vivido el terrorismo se les enseñe historia usando textos que, lejos de identificarse con quienes ganaron la guerra, ponen en duda la justa causa por la que sus miembros sacrificaron su integridad física y psíquica y más aun, atribuyen algunos actos inevitables que ocurren en las guerras, a la médula institucional de aquellas organizaciones que, en nombre de todos los peruanos, ganaron el conflicto.
Hoy “a resuello de buzo”, al ver cómo la historia que hemos enseñado, lejos de vacunar a los jóvenes contra el virus del terrorismo les ha eliminado los anticuerpos que necesitan para rechazarlo, se propone, como solución, un “NEGACIONISMO” que pone a los ciudadanos a merced de la autoridad. La vacuna para evitar un virus es siempre menos traumática que los remedios necesarios para eliminarlo, por ello, usar como vacuna una historia, aunque no sea totalmente justa, para evitar el virus del terrorismo, es siempre menos traumática que el “NEGACIONISMO” o cualquier otro sistema que se proponga para eliminarlo.
Basta ya de ingenuidades, el mundo no es perfecto, razón por la que demandar la perfección que nos exigen los caviares es la mejor estrategia para hacernos perder la guerra. Debemos exigir que los caviares responsables por el Informe de la Verdad y Reconciliación propongan, para que todos se den cuenta del daño que han ocasionado, el remedio contra la proliferación del virus terrorista que su informe ha causado (Con información del diario Expreso).