No es que PPK esté perdiendo la memoria con los años. No hay vez en que se olvide de cobrar los dividendos de las innumerables empresas en las que figura en los directorios, ligadas muchas de ellas a transacciones con el Estado con las que tuvo que ver cuando era ministro.
Y tampoco es una novedad su incursión hacia temas de antiterrorismo, abandonando su postura de gurú económico, con tan poca fortuna con los hechos, las fechas y las cifras que hace dudar de su bien ponderado rigor científico.
En setiembre de 2005, por ejemplo, se quejó del crecimiento del terrorismo durante el gobierno de Toledo del que formó parte durante cuatro años y de la minimización que se hizo de este fenómeno en sus orígenes, dirigiendo el dardo directamente al gobierno de Belaunde del que también formó parte.
En diciembre de 2005, ya bajo el calor de la campaña electoral que comenzaba con el inesperado dato del ascenso de Humala, el entonces primer ministro declaró que ni más ni menos que 10 mil terroristas habían dejado las cárceles, lo que era un virtual anuncio de que un ejército de petarderos estaba circulando por el país, aunque no pudo demostrar un solo caso de algún liberado que hubiese vuelto a la violencia, como no se hace hasta el día de hoy.
Por cierto la cifra de PPK en sí, no tenía ni pies ni cabeza, pero era deliberadamente alarmista como la vez que dijo que si no se privatizaba Sedapal, la ciudad de Lima terminaría inundada de excrementos por el colapso de las vías de desagüe.
Pero además, como lo acaba de demostrar su reciente “debate” con García Sayán, lo que hace el hombre de las transnacionales es mezclar distintos elementos entre los cuales están los indultos a inocentes falsamente acusados de terrorismo, las liberaciones por beneficios penitenciarios vigentes y las que se produjeron por tiempo de carcelería cumplidos, sin contar a los que fueron declarados inocentes por los propios tribunales.
PPK dice que desde Paniagua se armó un tinglado con su oposición para sacar terroristas. Pero todo lo dice mal. Porque el sistema de indultos para compensar en algo los procesos abusivos de los 90, comenzó con Fujimori y la Comisión Lanssiers, y apuntaba a la liberación de inocentes y sentenciados sin las pruebas suficientes que fueron tantos que el propio régimen autoritario se sitió obligado a hacer correcciones parciales.
Tampoco es verdad que durante el período transicional de Paniagua, el hombre de la flauta hubiera tenido pito que tocar ya que por entonces andaba en sus negocios como representante de las empresas eléctricas privatizadas que lograron impresionantes recortes de impuestos mediante maniobras legales y en salvar la privatización del aeropuerto, plagada de irregularidades.
Y con Toledo lo que pretende decir es que hubo controversia entre el ministro de Economía y el de Relaciones Exteriores sobre el régimen penal de los subversivos en prisión, lo que suena a extravagante, sobre todo teniendo en cuenta que PPK andaba por ese entonces muy interesado en arreglar el asunto de las exportaciones de Gas Natural para la Hunt, del valor de las acciones para la venta de Backus, la privatización de eléctricas y aeropuertos de provincias, etc.
Un hombre tan preocupado de empresas del exterior, solo se mete (y mal) a temas de seguridad y defensa cuando tiene la cabeza en el tema electoral. O sea que algo debe estarle pasando por estos días.
Publicado el 6 de setiembre de 2012 en el diario La Primera.