Al Gobierno de Alberto Fujimori hay que agradecerle que haya derrotado al terrorismo, vencido la hiperinflación y logrado la paz con Ecuador. Si hay que ponerlo en la balanza más pesa lo positivo que lo negativo.
Lo preocupante hoy es que a la juventud, que no vivió la época del terrorismo, no le recuerdan las atrocidades, asesinatos, secuestros, destrucción de infraestructura pública: puentes, carreteras, postes de alumbrado, etc. dejándonos en innumerables ocasiones sin luz y sin agua, con la zozobra de salir a la calle y despedirse de la familia como si fuera la última vez. Para colmo hay gente irresponsable que niega lo sucedido.
En esta confusión también es culpable la Comisión de la Verdad por parcializada y desorientadora.
La derrota del terrorismo se debió a que el gobierno priorizó la labor del servicio de inteligencia, así como la captura de los cabecillas. Además, impidió que los terroristas muertos sean remplazados. Es así que las universidades “canteras” del terrorismo fueron intervenidas y se acabó el reclutamiento. Un papel singular cumplió, asimismo, las rondas campesinas y que junto a la policía y las Fuerzas Armadas salvaron al Perú de caer en manos delincuenciales. Es importante, igualmente, que los maestros condenados por terrorismo no vuelvan a enseñar. ¡Desempolven ese proyecto!
Por ello que la historia no se repita, porque las consecuencias serán más duras. Como diría Eduardo Galeno: “No hay historia muda. Por mucho que la quemen, por mucho que la rompan, por mucho que la mientan, la memoria humana se niega a callarse la boca”.
(*) Periodista. Miembro de la Prensa Extranjera. Analista internacional.