[México] Un partido en cada hijo te dio

Cuando Andrés Manuel López Obrador anunció que crearía un nuevo partido político, a partir de Morena, en realidad no anunciaba nada nuevo?

Meses antes de que AMLO concluyera que su única ruta de escape era crear su propia formación partidista, otros políticos que también pertenecen a la llamada izquierda habían llegado a la misma conclusión; construir su propia empresa familiar; un partido político.

Entre ellos están Rafael Aguilar Talamantes, que construye el Partido Socialista Mexicano; René Arce, que da vida al Movimiento de Izquierda Alternativa, e Ignacio Iris, que edifica el Partido Liberal de Izquierda. Claro, más los que se acumulen hasta enero de 2013. Y es que muchos tienen su propia interpretación del Himno Nacional: “un partido en cada hijo le dio”.

Sin embargo, los analistas del peculiar fenómeno de construir esas rentables empresas familiares llamadas partidos políticos, estiman que –de acuerdo a información de la Secretaría de Gobernación--, cuando se abra la convocatoria para iniciar el largo proceso para el registro de partidos –a partir de enero próximo–, se recibirán por lo menos 20 solicitudes, casi todas ellas de partidos de izquierda.

Pero la fiebre por construir partidos políticos –vinculados con la llamada izquierda–, no es nueva en México. De hecho, en los años 60, todas o casi todas las discusiones juveniles terminaban con un grito aspiracional desesperado; “¡Vamos a formar un partido!”, decía la euforia juvenil. Por eso, luego de la apertura político electoral de Reyes Heroles –que en 1977 otorgó el registro a los primeros partidos opositores–, la izquierda se fragmentó en tantos partidos –e intentos de partidos–, como grupos, tendencias y corrientes la componían. Del mítico Partido Comunista se pastó al PMS, PST, PSUM y a los llamados “partidos paraestatales” –que eran groseras simulaciones financiadas por los gobiernos priistas en turno–, como el PPS, PARM y el Partido del Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional (PFCRN).

De esa manera, la reforma política de ese 1977 elevó a rango constitucional el reconocimiento de los partidos políticos y creó el registro definitivo y condicionado. En esa primera apertura obtuvieron el registro condicionado partidos como el Demócrata Mexicano, Comunista Mexicano, Socialista de los Trabajadores, Revolucionario de los Trabajadores y Social Demócrata. También pudieron participar en alianza con algún partido distintas asociaciones civiles.

El sueño terminó luego de las elecciones de 1979, ya que sólo llegaron a la Cámara de Diputados el PRI, PAN, PPS y PARM –que contaban con registro antes de la reforma de 1977–, y unos cuantos legisladores del PCM, PST y PDM.

Una década después –y luego de las presidenciales de 1988--, se hizo el milagro unificador de las izquierdas, cuando en mayo de 1989 se crea el PRD, a partir del registro del PMT de Heberto Castillo. Años antes, se había llevado a cabo un primer intento unificador, que dio vida al PSUM. Y en las elecciones presidenciales de 1988, el candidato Cuauhtémoc Cárdenas fue apoyado por el PSUM, PMT, PST, PPS, PFCRN, PARM y otras organizaciones independientes y partidos regionales. Casi todos ellos se sumaron al PRD, que fue la gran esperanza unificadora de la izquierda. Entre los últimos años del siglo pasado y los primeros del nuevo siglo, vimos otra oleada de nuevos partidos. Aparecieron el PT, creado por los hermanos Salinas y escriturado a Alberto Anaya; PVEM, de la familia González Torres; además de PSD, de Gilberto Rincón; PAIS, de Osiris Cantú; PSD, de Manuel Camacho; PCM, de Ignacio Iris; Alternativa Social Demócrata, de Patricia Mercado; el PPR, de Alejandro Gascón Mercado, PSN, del pillo Gustavo Rojas y Fuerza Ciudadana, de Jorge Alcocer, y en años recientes, el Panal, de la profesora Gordillo, entre muchos otros que no llegaron siquiera a las primeras etapas de formación. Lo cierto es que en los últimos 30 años, se han intentado crear casi medio centenar de partidos políticos. Y en la mayoría de los casos, sus promotores van sólo detrás del dinero público y del jugoso negocio que es un partido. ¿Cuántos de los fundadores de ese medio centenar de partidos creados o que se han intentado crear, realmente se preocupan por el bienestar de los ciudadanos? A casi todos les importa el bienestar… pero de sus familias, y punto. ¿Por qué tendría que ser diferente el caso de Morena? Al tiempo.

EN EL CAMINO

Resulta que el Tribunal Elelctoral del DF le “cortó una mano” a Marcelo Ebrard. Le quitó la diputación a la ALDF, a su operador, René Cervera. ¿Empezó la guerra entre Marcelo y Mancera?

Otra vez, al tiempo.

Nota publicada en periodicocorreo.com.mx