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Viernes 14 de septiembre 2012

Cimientos para una paz verdadera

Por: Sathya Sai Baba
Cimientos para una paz verdadera
Foto: Difusión


Sathya Sai Baba

¡Encarnaciones del Amor!

“Los países occidentales entienden que la paz es el intervalo entre dos guerras, cuando se llevan a cabo vigorosos esfuerzos para vengar la afrenta de la derrota, se consolidan los beneficios de la victoria y se hacen los preparativos para un próximo enfrentamiento. ¡Eso no es paz! Cuando el hombre piensa en lo bueno, habla lo bueno y hace lo bueno, la consecuencia es la Paz. Ahora, en cambio, el hombre habla bien, aunque piensa en el mal y se propone actuar mal. ¡Los hombres se reúnen en Conferencias sobre la Paz con el objeto de planear guerras! El hombre ignora el principio de la Inmortalidad, que constituye su centro, el principio del Amor, que es el fluido vital de la comunidad humana. Se niega a sí mismo el don de la Paz y se precipita hacia la destrucción porque, al destruir a otros, se destruye a sí mismo.

Uno puede estar en Paz únicamente en la contemplación de la Belleza, la Majestuosidad y la Omnipresencia de Dios. La vida nunca ha sido un camino fácil; es una secuencia de altibajos. Aprendan el arte de vivir y estén en Paz.

Actualmente, aquellos involucrados en la planificación de esta Nación (India), únicamente planean carreteras, embalses, fábricas y granjas. Ignoran la senda del espíritu, los campos en que pueden cultivarse el Amor, la Humildad, el Servicio y el Sacrificio. Ponen énfasis en aquellos desarrollos que pueden ser medidos, vistos y expuestos en impresionantes cuadros estadísticos y no en los motivos intangibles que impulsan al hombre a vivir en Paz y Fraternidad.

El hombre está capacitado, ahora, para lanzarse al espacio exterior y llegar a la Luna; la Tierra y el cielo son sus campos de juego. No obstante, pese a que es lo suficientemente inteligente como para navegar por el espacio y por debajo de los mares y también para disparar bombas a través de los continentes, no tiene la moral suficiente como para vivir en paz con sus vecinos. Con algunos puñados de alimentos puede saciar su hambre, algunos metros de tela le bastan para cubrir su desnudez, algunos metros cuadrados de sombra le bastan para protegerse del Sol y de la lluvia, pero por ellos llega a masacrar a sus hermanos y hermanas, roba, urde conspiraciones, se sume en la mentira y quebranta la ley. Con todo esto, no hace sino destruir la Paz en su propio corazón y en la sociedad. Se multiplican las escuelas, los institutos superiores y todo tipo de instituciones educacionales, pero paradojalmente, los educados son un peligro para sí mismos y para el país. Se incrementan los hospitales y la investigación médica, las drogas y las medidas sanitarias, pero también se ha acrecentado el porcentaje de alienación y de enfermedades. Por todos lados, las negras nubes de la ansiedad, el temor, el descontento y la agonía perturban tanto a los países ricos como a los países pobres del mundo.” 


“Los grandes hombres esparcen la Luz de su
Sabiduría a través de cada una de sus palabras y acciones.” 

“El clamor por los alimentos se está escuchando hoy en día, en todos lados. Aunque, si cada uno trabajara esforzadamente, el problema no existiría. Hablamos de estómagos que hay que alimentar, pero cada estómago llega al mundo con dos manos. Estas manos no pueden cumplir con su misión de alimentar al estómago, si se mantienen ociosas o no desarrollan habilidades. Mi mensaje es que trabajen duro y que compartan lo que ganen, con otros. Mientras más duro trabajen, más ganarán y más podrán compartir. Por lo tanto, trabajen duro y, lo que es más importante, trabajen junto con otros, en cordial fraternidad.

Hagan del hogar la sede de la armonía; así, el pueblo se convertirá en el hogar de la concordia, el Estado tendrá paz, la Nación estará contenta y el mundo tendrá prosperidad.

Primero y principal: se debe cultivar la Fe. Debe ser nutrida por el Amor y el Amor es fomentado por la ecuanimidad. Se podrá alcanzar la Paz cuando haya plena confianza en Dios, completa entrega a la Voluntad Divina.

La paz del mundo depende de la paz y la amistad entre las naciones; la paz de una nación depende de la paz entre sus unidades concomitantes, los pueblos, las familias y, por último, los individuos de cada familia. Pues bien, cada individuo tiene la responsabilidad de amar a los demás, tener fe en ellos y reverenciarlos, en cuanto chispas de lo Divino. Cada ser humano debe cultivar las virtudes de la tolerancia, de la paciencia y de la fraternidad.

Si alguien pierde su fortuna, puede que la recupere por uno u otro medio. Si pierde la salud, ya habrá algún médico que le recete algún medicamento para que la recupere. Si pierde posición o autoridad puede recobrarlas si se arma de una total resolución. Si se pierde la virtud, en cambio, se la habrá perdido para siempre; no hay nada que devuelva una pureza prístina. Esto hace que haya que estar siempre vigilante, sin descuidarse jamás.

La mayor de todas las virtudes es el Amor. El Amor es la base del carácter. Puede que tengan en abundancia todas las demás cosas deseables, pero si carecen de carácter, es decir, virtud, que está entretejida con el Amor, no podrán tener una Paz genuina. El dinero viene y se va... ¿Y la moralidad? Ella viene y... ¡crece! La moralidad debe cultivarse en el corazón, nutriéndola con Amor, sólo entonces podremos tener justicia, seguridad, ley y orden. Si el Amor declina en la gente, las naciones se debilitarán y el género humano perecerá.  


Si hay rectitud en el corazón, habrá belleza en el carácter;

si hay belleza en el carácter, habrá armonía en el hogar.
Si hay armonía en el hogar, habrá orden en la Nación;
si hay orden en la Nación, habrá paz en el mundo.  


De modo que, deben ser rectos y justos; eviten los prejuicios sobre otros por motivo de casta, credo, color, rito religioso, posición social o grado de riqueza. No desprecien a nadie; véanlos a todos como lo Divino que ustedes realmente son”.

Extraído del discurso ofrecido por Sathya Sai Baba en Brindavan (India),
el 20 de abril de 1975, durante la festividad del día de Rama.
Organización Sri Sathya Sai Baba del Perú.

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