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Viernes 14 de septiembre 2012

Caso Purús del Informe Alternativo 2012 sobre cumplimiento del Convenio 169 de la OIT

Por: Hiperactiva Comunicaciones.
Caso Purús del Informe Alternativo 2012 sobre cumplimiento del Convenio 169 de la OIT
Foto: Referencial

Aún está pendiente a debatir en el Congreso el proyecto ley para la construcción de la carretera Puerto Esperanza, Purús – Iñapari impulsada por el congresista de Fuerza 2011, Carlos Tubino, que pondría en peligro la existencia de ocho comunidades de aislamiento voluntario, además de propiciar un impacto negativo en la fauna y flora amazónica. La carretera atravesaría un área natural protegida declarada como intangible.

El 2011, el Congresista Carlos Tubino, representante de Ucayali presentó el proyecto de ley N°1035-2011/CR, que declara de necesidad pública y prioritario interés nacional la construcción de la carretera  Puerto Esperanza, Purús- Iñapari. El punto de partida del trazo de la carretera sería la ciudad de Puerto Esperanza, ubicada en la provincia de Purús, Ucayali y se extendería hasta la ciudad de Iñapari, en Madre de Dios. El proyecto actualmente tiene un dictamen en  la Comisión de Transportes del Congreso de la República, y tres ministerios ya se han pronunciado: el Ministerio del Ambiente, el de Cultura y el de Transportes y Comunicaciones, quienes han señalado la inviabilidad del proyecto.

El proyecto vulnera varias leyes la Ley Forestal y de Fauna Silvestre (Ley N° 27308) y su reglamento (D.S. N° 014-2001-AG), la Ley de Áreas Naturales Protegidas (Ley N° 26834) y su reglamento (D.S. N° 038-2001-AG), la Ley para protección de Pueblos en situación de aislamiento o contacto inicial (Ley N° 28736) y lo previsto en nuestro código penal, (Art. 308° y siguientes) en lo que respecta a la depredación de flora y fauna silvestre protegida.

Pues la carretera atravesaría el territorio ancestral perteneciente a comunidades nativas desde hace miles de años, vulneraría los derechos de la población indígena de la Comunidad Nativa Bélgica, de la población mestiza que conforma Mabosinfron, así como los pueblos indígenas en aislamiento o contacto inicial. Además pondría en peligro a la flora y fauna diversa,  de una de las más importantes áreas protegidas reconocidas por el propio Estado.

“Es el Estado versus Estado. Se necesitan 50 kilómetros a cada lado del trazo de la carretera para levantar la obra. Naturalmente, generará un impacto negativo en el ecosistema como tala de árboles, incluso desaparición de los pueblos en aislamiento”, dice el sociólogo Roger Muro de la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana – Aidesep.

Purús es un territorio indígena ancestral, ubicado en Ucayali, y limita  con la frontera en el Brasil. En esa zona viven ocho grupos indígenas como: Cashinahua, Culina, Sharanahua, Asháninka, Mastanahua, Amahuaca, Yine y Chaninahua. Agrupan menos de 5.000 personas, cuyos centros poblados están concentrados en las riberas de los ríos Alto Purús y Curanja.

En el año 2000, el Estado peruano reconoció la importancia de la zona con la declaración de un área protegida de 5,2 millones de hectáreas –posteriormente (2002) reducida a 2,7 millones de hectáreas– que denominó la Zona Reservada del Alto Purús.  En ella habitan grupos en aislamiento voluntario, y existe la Reserva Territorial llamada Mashcopiro reconocida por el Estado. Este lugar de la región está entre los sitios más diversos de aves y mamíferos a escala global. La vida silvestre de la Zona Reservada es enormemente diversa, abundante y bien preservada. Posee los récords mundiales para la diversidad de mamíferos terrestres y aves. Más de 425 especies de aves han sido registradas hasta la fecha. Una lista preliminar de los anfibios y reptiles de la región incluye a 157 especies. Hay por lo menos 21 especies que se encuentran en la Lista Roja de especies amenazadas a escala global.

“El 2004 se creó el Parque Nacional de Alto Purús reconocido como intangible que sirve de aprovechamiento para las comunidades que viven en el perímetro. Es una fuente de agua, de sus colinas nacen cuatro importantes ríos: el Madeira, Purús, Juruá y Ucayali, además de ser un sumidero de carbono (depósito natural o artificial de carbono, absorbe el carbono de la atmósfera y contribuye a reducir el CO2 del aire). Por esa razón el Estado lo categorizó como Reserva teniendo como fin la protección de los pueblos en aislamiento, por la alta biodiversidad y por las fuentes de agua”, dice Muro.

Y es que la mayoría de los pobladores del Purús no está a favor de la construcción de la carretera, más aún si se tiene en cuenta que del total de los 4,500 pobladores 3,500 son indígenas, quienes ven como una amenaza la construcción de la carretera a su forma de vida ancestral, por poner en peligro el bosque que les provee de recursos.

“Quienes están de acuerdo e impulsan este proyecto son los colonos en Puerto Esperanza, donde la mayoría son ex madereros y comerciantes”, dice Muro. Señala que Puerto Esperanza, la capital de la provincia que reúne a más de 4 mil habitantes, es un centro poblado de economía incipiente, no hay ningún tipo de producción, ni economía de gran escala. Lo que predominó hasta el año 2007 fue la tala y el comercio ilegal de madera que era transportada por vía aérea. Y es que el Alto Purús, además de contener la existencia de más de 800 especies de árboles, la Zona Reservada abriga una de las últimas poblaciones grandes en la Amazonía peruana de la caoba.  ¿Sería ese el verdadero interés para construir la carretera? “Desde el tráfico de madera hasta narcotráfico”, responde Muro.

Por parte de las comunidades nativas, FECONAPU, ECOPURUS (Ejecutor de Contrato de Administración de la Reserva Comunal) ORAU (Organización Regional Aidesep Ucayali) FENAMAD (Federación Nativa del Rio Madre de Dios y Afluentes) son solo algunas de las tantas organizaciones que se oponen al proyecto,  pues han expresado sus preocupaciones en lo que respecta a los pueblos indígenas en aislamiento voluntario y contacto inicial.

“El desarrollo de una carretera por el medio de una comunidad nativa, requiere el consentimiento previo, libre e informado de los miembros de la comunidad”, indica Muro.

Finalmente, “la Zona Reservada del Alto Purús es una prioridad alta para la conservación, por razones que van más allá de sus incontables riquezas biológicas. Representa una pieza clave en la conectividad de las áreas silvestres del suroeste de la cuenca amazónica, la cual ayudará a asegurar que en el futuro las áreas protegidas amazónicas sean corredores que permitan el movimiento libre de las especies a través del ecosistema. Además es el hogar de cientos de indígenas que han elegido un estilo de vida libre de contacto con el mundo exterior”, así lo señala una publicación sobre el Alto Purús del Center for Tropical Conservation de la Duke Univsersity.

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