[Perú] El fútbol y los sentimientos nacionales

Como peruano, tanto en mi condición de ciudadano común,  cuanto en la de dirigente de una colectividad de tan importante presencia en la vida nacional, como es el Callao, participo de la satisfacción colectiva que ha generado el buen desempeño de nuestros representativo de fútbol en los dos  últimos encuentros sostenidos en el Estadio Nacional. Creo que la victoria sobre el conjunto venezolano y, en especial, el meritosísimo empate logrado  frente al poderoso representativo argentino han sido acontecimientos capaces de mantener nuestras expectativas para intervenir en la gran cita mundial, que  tendrá corno escenario a nuestro vecino Brasil en el año 2014.

Soy un convencido de la importancia del deporte y de la necesidad de que las diferentes autoridades y organismos públicos, cada cual  dentro del ámbito de sus potestades y recursos, estimulen su práctica. El  objetivo esencial ha de consistir necesariamente en la creación de estímulos para conducir a nuestras juventudes hacia la práctica de las diversas disciplinas, como una manera eficaz de apartarlas de tentaciones de otra  índole. Ha de funcionar la vieja sentencia del poeta y militar romano Juvenal “Mente sana en cuerpo sano”, para que los peruanos de hoy y de mañana  ajusten su existencia al cultivo de las virtudes fundamentales y al servicio de  los grandes intereses de nuestro país.

Estoy persuadido además de que los resultados deportivos, especialmente en el área del fútbol, tienen enorme significación para el propósito de mantener e incrementar la autoestima nacional. Sin embargo, no  puedo dejar de referirme a los excesos que pueden producirse si se utiliza a los triunfos deportivos como un método para lograr que la colectividad aparte su mirada y su interés respecto de los grandes problemas que vivimos y que reclaman un accionar conjunto de todos los sectores, en orden a la superación de nuestras deficiencias y limitaciones todavía vigentes en campos de tanta trascendencia como la educación, la salud, la promoción social y económica y la superación de los todavía apreciables márgenes de pobreza y de exclusión.

En el caso específico de este proceso de clasificación para el  certamen ecuménico de fútbol, pienso también que nos podemos dejar llevar por un apresurado entusiasmo, puesto que hay todavía camino difícil por recorrer. Nuestra ubicación ha mejorado apreciablemente, pero estamos un tanto lejos aún de tener seguro un cupo. Por eso mismo, es indispensable que la preparación de nuestro equipo representativo se conduzca ahora con un acentuado esmero, a fin de conseguir el anhelado propósito.

Y en cuanto al fomento general del deporte, considero que nos corresponde a los dirigentes nacionales, regionales y locales aunar esfuerzos para elevar los niveles de presencia e interés de las juventudes en el deporte. Debemos entender al respecto que si bien las manifestaciones multinacionales como las que hemos vivido en días pasados tienen su gravitación y su propia trascendencia, de mayor alcance serán las actividades deportivas en las escuelas, en los barrios y en todos los ámbitos capaces de motivar a los niños y a los jóvenes. En el caso concreto de la región Callao, nos proponemos la utilización de nuestros enormes recursos humanos para revitalizar las prácticas deportivas, no solo entendemos que es nuestra obligación sino que es la mejor manera de derrotar a la delincuencia, en la convicción de que contribuiremos así con eficacia a la formación de los ciudadanos de hoy y de mañana.

Termino extendiendo una cordial felicitación a los integrantes del equipo nacional y a su entrenador, señor Sergio Markarián, deseándoles que los buenos resultados se sucedan y alcancemos la ansiada clasificación (Con información del diario Expreso).